CONSIGUIÓ el Cádiz un punto de mérito en Soria ante el Numancia, tras quedarse más de media hora con un jugador menos. Por el sacrificio y la entrega a tope durante todo el partido, merecieron conquistarlo. Sin embargo, quedaron muchas debilidades al descubierto. En estos momentos, el equipo titular no tiene nivel para pelear por los puestos altos. Hacen falta un central, un lateral, un ariete, y yo añadiría un portero que no van a fichar. Si no se refuerzan bien en la última semana las pasarán canutas, porque si juegan 10 partidos como el de ayer lo normal es que pierdan nueve.

Fue un espejismo la salida del Cádiz, que controló bien en los primeros 20 minutos, aunque sin peligro. Álvaro Cervera alineó al equipo que tiene por titular en estos momentos, en el que juegan algunos porque no hay otros. Volvió Salvi, que se vació hasta que tuvo fuerzas. Siguió Manu Vallejo, que tras un primer tiempo gris, se reivindicó en la segunda parte con una gran jugada, en la que pudo marcar un golazo. Manu está creciendo, pero compararlo con Alvarito sería un error fatal.

Alvarito sólo hay uno. Creo que en Cádiz han sido injustos con él. Es posible que el Cádiz todavía estuviera en Segunda B sin Alvarito. Y es seguro que, sin su aportación, el Cádiz hubiera quedado de la mitad para abajo las dos últimas temporadas en Segunda. Alvarito (y Salvi también) no sólo eran dos balas en el ataque por las bandas. Alvarito (y Salvi también) cubrían atrás las negligencias de los laterales mediocres. Ayer lo pudimos ver, por si había dudas. La banda de Matos fue un coladero; y en la otra, sin Salvi a tope, también sufrió mucho Rober Correa.

El partido avanzaba sin ocasiones. Alberto Cifuentes hizo un paradón. Alberto es un porterazo, pero no es eterno. El árbitro Vicandi animó el cotarro y pitó un penalti  chungo contra el Cádiz. Desde que ha vuelto a Segunda, no recuerdo que al Cádiz le hayan pitado un penalti a favor como ese, en un forcejeo, con el delantero echándose sobre el defensa.

Menos mal que el Cádiz empató del único modo que podía conseguirlo: a balón parado. Para eso ha venido Aketxe, que lanzó un córner magistral a la cabeza de Kecojevic. Pero sólo a balón parado no se ganan los partidos. Ayuda, y mucho, pero necesitan otros argumentos que ayer no vimos.

La expulsión de Kecojevic pudo ser letal. Antes de esa jugada, que llegó tras un error de Marcos Mauro, el Cádiz ya estaba encerrado y agónico. Se notó menos la expulsión del central porque el sustituido fue Mario Barco. Ya era como jugar con uno menos, sólo servía para ayudar a defender. Servando cumplió con la solvencia de siempre. Es otro ejemplo de jugador de club, como Cifuentes y José Mari. Capitanes de verdad.

En partidos como este se añora a Garrido, ayer ausente por lesión. Era partido para Garrido y 10 más (o nueve, tras la expulsión). José Mari salvó un gol y se dosificó como pudo hasta el final.

A fuerza de coraje y entrega el Cádiz salvó un punto. Hasta pudo marcar en la gran jugada de Manu Vallejo y en un cabezazo de Carrillo en la prolongación. Consiguió un buen botín en Soria, porque lo normal hubiera sido perder.

José Joaquín León