JUSTA victoria del Cádiz ante el Tenerife, al que perdonó la goleada en los minutos finales. Un partido que estuvo condicionado por el viento de levante, pero también por la mejoría del repertorio futbolístico que ofrece el Cádiz tras los fichajes de invierno. Machís no marcó esta vez, aunque tuvo dos ocasiones muy claras al final y confirmó que se ha convertido en la figura del equipo. Es un tormento para los rivales cuando encuentra espacios. La imagen del Cádiz en el segundo tiempo fue muy sólida, y también esperanzadora.

Vimos otras posibilidades y variantes. Entre ellas destacaría que hay cuatro extremos competitivos. En la alineación inicial estaban Querol y Machís en las bandas, con Lekic en punta y Aketxe para el balón parado y los disparos lejanos. Se sabía que el viento de levante iba a condicionar el juego. También fue novedoso que jugara como titular Edu Ramos en el doble pivote junto a José Mari, dando descanso (y quizá un toque de atención) a Garrido.

El Tenerife pudo marcar a los 20 segundos de partido, en la primera jugada, cuando el balón le llegó a Suso, que estaba solo, pero Alberto Cifuentes cubrió bien y salvó el gol. Fue la única ocasión clara de gol que creó el Tenerife en todo el partido. El Cádiz defendió con solvencia tras ese aviso, con viento a favor y en contra, tanto por el centro con Sergio y Marcos Mauro, como por las bandas con Rober Correa y Matos. El joven lateral zurdo ha mejorado notablemente su rendimiento defensivo.

En la primera parte, al Cádiz le faltó acierto en el remate. No aprovecharon los servicios de Aketxe. Lekic tuvo las dos mejores ocasiones, sin suerte ni puntería. Aunque la mejor ocasión hubiera sido la del penalti birlado al filio del descanso, cuando Machís fue empujado y derribado dentro del área. Quizá exageró y el árbitro se inhibió. Al parecer, ahora se mide la intensidad del empujón, un detalle que no figura en el reglamento.

El partido se puso de cara después del gol de Edu Ramos. Fue un poco churro, porque centró y el levante le dio alegría al balón. Ese gol hacía justicia y sirvió para asentar al Cádiz, que fue netamente superior en el segundo tiempo. Con más precisión en los remates hubieran ganado por goleada.

Se notó que hay cuatro extremos fiables para correr a tope  durante todo el partido Cuando Querol y Machís ya mostraban síntomas de cansancio, Álvaro Cervera dio entrada a Salvi  por Lekic y a Jairo por Aketxe. El mayor peligro venía en jugadas iniciadas por el portero con saques largos. En uno de ellos marcó Jairo, que primero no acertó a rematar bien, pero él mismo lo remachó.

Con el Tenerife abierto se vio a un Cádiz letal, aunque impreciso. El partido estaba muy de cara, y más aún desde la expulsión de Naranjo, que se la buscó él mismo en dos jugadas estúpidas. Este Tenerife se limita a mover el balón, sin el peligro de otras temporadas. Ya sólo aspiran a salvarse.

Parece que el Cádiz podrá pelear por los puestos de arriba, aunque sin olvidar que no se encuentra aún entre los seis primeros y que el calendario inmediato es difícil. La buena impresión, esa mejoría del repertorio tras los fichajes, hay que confirmarla.

José Joaquín León