EL empate del Cádiz supo a poco. Sobre todo por el conformismo de los últimos minutos. Había sido una mala noche, con un marcador en contra pronto y dos lesiones que condicionaron los cambios. No obstante, en los últimos minutos, el Tenerife estaba cansado y bastante nervioso. Sin embargo, no hubo capacidad para crear peligro arriba y estuvieron pendientes de no perder. Faltó el golpe de autoridad del líder para poner tierra de por medio y ampliar la ventaja con el Fuenlabrada de Mere, que había ganado al Huesca. Era una jornada para escaparse.

El Cádiz salió desangelado y torpe ante un Tenerife necesitado. Jornada en la que los principales favoritos habían pinchado. Ocasión ideal para soñar con más fundamento en el ascenso. Sin embargo, el Cádiz no daba un pase con sentido, y antes del cuarto de hora ya había encajado un gol, en una jugada de despiste, en la que Suso Santana remató a placer tras plantarse solo ante el portero.

La defensa del Cádiz flojeaba por los laterales. Iza era más vulnerable que en los partidos anteriores y Espino acusaba una tarjeta en el minuto 6, con todo el partido por delante. Había salido de amarillo con pantalón blanco (esa bandera pontificia, que les dio buen resultado en Zaragoza), pero anoche el equipo no carburaba. Salieron a defender y se vieron en la necesidad de atacar.

Al Cádiz no le funcionó la delantera en toda la noche. El Choco Lozano estrelló un balón en la mismísima escuadra. En el regreso al estadio donde triunfó sólo inquietó en esa jugada. Se echan en falta sus goles, que contribuyeron al mejor momento de puntuación cadista. Iván Alejo no creó peligro por la derecha. Mientras Salvi, de rubio platino, era el extremo diestro cambiado de banda, que centra primero y mira después, aunque su esfuerzo sea impresionante y positivo para el equipo.

Sólo se podía empatar a balón parado, que es como lo consiguió Marcos Mauro, tras el lanzamiento de una falta. El Tenerife lo acusó. Pero el Cádiz, que había dado un pasito adelante para buscar el empate, otra vez reculó para proteger el área de Alberto y se olvidó de Ortolá, el otro portero.

En la segunda parte jugaron a no perder. El Cádiz controló mejor al Tenerife y lo mantuvo a raya. Sólo dispararon los locales una vez a puerta con relativo peligro. Los cambios se torcieron por las lesiones. Entró Jurado para disputar media hora y se lesionó cuando llevaba un cuarto de hora. Lo relevó Nano Mesa, que no estuvo tan peligroso como en otros partidos, en su regreso a la que fue su casa. Por medio, también se había lesionado Marcos Mauro, lo que llevó a Cervera a dar entrada a Sergio González para que jugara como central.

La labor de zapadores de Garrido y José Mari permitió recuperar más balones, que después se perdían en pelotazos sin sentido. Era un Cádiz conformista, más pendiente de no ser pillado en un renuncio que de ir a por el partido, para aumentar la ventaja.

No se trata de exigir demasiado, sino que esta temporada hay una gran oportunidad de ascender directamente. Es diferente a clasificarse entre los seis primeros, A pesar de la ventaja, hay que apretar.

José Joaquín León