LA victoria del Cádiz Oviedo supo a gloria, más allá de tres puntos importantes para reforzar el liderato. Con el triunfo se proclaman campeones de invierno y se presenta la candidatura para el ascenso directo a Primera en verano. Además, se rompe un maleficio que duraba 42 años. Desde 1977 (la temporada del primer ascenso con Enrique Mateos) no ganaba el Cádiz en el campo del Oviedo, un equipo gafe, que prolongó la estancia del Cádiz en Segunda B. Sin embargo, ahora el equipo va viento en popa, a pesar de los que intentan sembrar tormentas. No merece la pena recordarlo, pero es vergonzoso enturbiar los buenos momentos. Hay que apoyar a este Cádiz, con vitola de campeón.

En Oviedo, Álvaro Cervera mantuvo como titular al canterano Sergio González, ahora como central, de pareja con Fali. Ambos fueron determinantes para que Ortuño no se vengara. También contribuyó el partidazo de Garrido, a cuyo lado Edu Ramos hacía de figurante. Otra novedad fue la titularidad de Caye Quintana por el sancionado Lozano.

El Cádiz salió con ganas, pero se encontró con un Oviedo predispuesto a parar las contras con faltas, ante la indulgencia del árbitro Ocón Arraiz, que tuvo influencia en el partido. Y más que hubiera tenido, sin el capotazo que le dieron con el VAR en el segundo gol.

Antes del segundo, lógicamente, llegó el primero. Pasada la media hora. En partido equilibrado y táctico, donde el Oviedo estaba preocupado por la destrucción. Pero no pudieron evitar que un centro de Salvi (esta vez bien dirigido) fuera cabeceado a gol por Álex. En sus labores de mediapunta está haciendo una gran temporada. Agradece la libertad y los minutos que se le regateaban.

Es un jugador renacido, como Perea, que va cogiendo confianza. Poco antes del descanso, el señor Ocón Arraiz alcanzó protagonismo. Se había ahorrado la segunda tarjeta amarilla a Nieto. Pero lo peor llegó en un penalti en el área del Oviedo que no fue sancionado, mientras la afición local pedía la expulsión de Fali por golpear seguidamente a Bolaño. No se pitó ni lo uno ni lo otro.

El protagonismo arbitral continuó con el segundo gol. Querol, otro renacido, había relevado a Caye Quintana. Marcó el segundo gol de cabeza a falta de 23 minutos para el final. Momento importante. El árbitro lo anuló por un falso fuera de juego. Menos mal que hicieron justicia desde el VAR y se rectificó el grave error. El VAR es útil, digan lo que digan, aunque ya se está aprendiendo a manejar y no siempre actúan igual.

Con el 0-2 el partido estaba finiquitado, excepto catástrofe. El Cádiz siguió atento, sin despistarse, con la entrada de Iván Alejo y Bodiger para refrescar y suplir el desgaste de Salvi y de Perea. A pesar de un cabezazo de Bolaño, el Cádiz supo aguantar los achuchones locales. Así llegó una victoria necesaria para seguir mandando, pero también para dar prestigio y confirmar que van en serio.

Aunque sean ya campeones de invierno, en el mercado deberían completar las necesidades. Si se gestionan bien las ansiedades, esta oportunidad se aprovechará. Ahora viene la alegría de cerrar el año 2019 por todo lo alto.

José Joaquín León