AUNQUE el Cádiz hubiera ganado en Valladolid no hubiera alcanzado el tercer puesto (que en algunos momentos era posible), y lo mejor que hubiera conseguido es disputar en Carranza el partido de vuelta frente al Tenerife. Para eso tampoco le valía el empate que estuvo a punto de obtener. El equipo suplente compitió bien, sin relajaciones, mostrando en todo momento una motivación suficiente. Se vieron algunos detalles merecedores de reflexión. No todos los suplentes aportaron lo mismo, si bien hay algunos que debieron jugar más minutos. El mejor fue el portero, Jesús Fernández, colocado, muy seguro y blocando bien los balones. Hasta paró un penalti con 0-0.

Suele ocurrir, en la última jornada, que quien se juega algo frente a otro que no se disputa nada, lo consigue. Así que es mucho mejor depender de uno mismo. El Huesca, que entró como sexto, ganó en el hasta ayer invicto estadio del Levante, y se clasificó para la fase de ascenso. Ganaron y se salvaron el Almería y el Alcorcón ante dos equipos que no se jugaban nada. Descendió el UCAM con 48 puntos (se han necesitado 50 para salvarse esta temporada), que se la jugaba ante el Nástic, en un partido a muerte para el que lo perdiera. Con esto quiero recordar que es una categoría igualada. Entre el primero, Levante, y el quinto, Cádiz, hubo 20 puntos de diferencia. Sin embargo, entre el sexto, Huesca, que juega la fase de ascenso, y el UCAM, decimonoveno, que es el primero que desciende, hay 15 puntos de diferencia.

Lo normal era que ganara el Valladolid, y que aún así no disputara el ascenso, tras su derrota sorprendente de la penúltima jornada en Reus. Para asegurar el objetivo, empezaron por regar el campo, hasta dejar zonas con barro. Los jugadores del Cádiz sufrieron no menos de 10 resbalones, en jugadas peligrosas en la primera parte.  Pero los locales, con un público escéptico, no tenían la puntería afinada. El Cádiz se defendía bien, aunque era nulo en ataque. Aitor hizo un centro. Nico no se escapó ni una vez. Santamaría no aportó ningún remate peligroso. Imaz acusó la inactividad.

El partido parecía de 0-0, gracias sobre todo al gran recital del portero Jesús Fernández. La temporada de Alberto ha sido muy buena, pero han quedado sensaciones de que este portero también podía jugar. El momento culminante llegó en el penalti ingenuo que cometió Iván Malón (uno de los más flojos ayer).  Jesús adivinó el lanzamiento a De Tomás.

En los minutos finales, con Salvi y con Aketxe (aunque con Imaz de improvisado ariete), hasta pareció que el Cádiz podía ganar el partido. Sin embargo, lo que ocurrió  fue lo contrario. Ya estaban muy cansados, sobre todo los que han jugado poco. Al final, en el minuto 87, marcó Juan Villar un gol propio de la casa, en un fallo defensivo de marcaje. Le permitieron rematar a su antojo.

Al final, el Cádiz termina quinto. De los cuatro clasificados, fue el único que perdió. El rival es el Tenerife, al que no se ha ganado esta temporada. Jugar la vuelta fuera nos puede recordar el ascenso. Serán partidos igualados, en los que el Cádiz necesita acierto, motivación, intensidad y suerte.

José Joaquín León