AL Cádiz le salió todo mal y al Lorca todo bien. Así encajaron un 3-0 ante un equipo que sólo había ganado el primer partido de Liga. El resultado se distorsionó en los minutos finales, pero el partido se perdió desde del principio. A ello contribuyeron las bajas de Alvarito y de Barral. En los tres últimos partidos de Liga no ha jugado el veloz extremo y sólo un ratito el temperamental delantero. La consecuencia es que el Cádiz no ha marcado ningún gol y sólo ha sumado un punto (de nueve). Pero lo peor es que se ha visto que algunos relevos aportan poco. Y para colmo, el entrenador Álvaro Cervera tampoco pasa por su mejor momento a la hora de decidir las alineaciones.

En Lorca el Cádiz salió adormilado. Eugeni se apoderó del centro del campo desde que se puso el balón en juego. Fue el amo del partido hasta que se agotó. El primer gol llegó tras un centro que desvió Garrido a propia puerta, pero se gestó en una jugada de lamentable pasividad. Con un gol en contra, este Cádiz lo tiene difícil, porque se le notan demasiado sus aspectos negativos.

Entre ellos está que la orden de jugar a pelotazos largos ya no servía. Funciona con dos extremos rápidos como Alvarito y Salvi. Sin embargo, Aitor no tiene esa velocidad y funciona mejor de revulsivo. Nico Hidalgo trotea, pero no siempre con sentido. Dani Romera está negado de cara al gol, y hasta ahora ha aportado menos que Gorka Santamaría la pasada temporada. Digan lo que digan, la ausencia de Ortuño se nota una barbaridad, porque no hay nadie con su capacidad para anotar. Barral es de otras características.

En la primera parte, el Cádiz apenas creó peligro. Los laterales Carpio y Brian fallaron muchos pases con los que estropeaban jugadas desde el inicio. Abdullah no se imponía. El recién ascendido Lorca se limitaba a controlar, pero parecía más técnico y preciso que el Cádiz. Para colmo, el casero árbitro Sagués mostró cuatro tarjetas a jugadores cadistas (Garrido, Servando, Brian y Aitor) y se la perdonó al local Peña.

Cuando un entrenador hace dos cambios en el descanso es porque el partido no va según lo esperado. Al nuestro le ha ocurrido dos veces seguidas. Entraron Carrillo y Rubén Cruz por Romera y Nico. Los sustitutos acreditaron que son hombres de lucha, pero de nulidad ante la portería. Así el transitorio dominio del Cádiz no se reflejaba en el marcador.

Los últimos minutos fueron desastrosos. Un error clamoroso de Alberto Cifuentes facilitó el segundo gol local. La sustitución de Garrido se notó para mal. Aunque Perea mostró detallitos técnicos, el Cádiz de los 10 últimos minutos fue un equipo de zombis, que estuvo a merced del Lorca. Pudo haber una goleada.

Por favor, cuiden bien a Alvarito, que este equipo sin él parece otro. Teniendo en cuenta que el entrenador es fiel a sus ideas, y de ahí no lo apea nadie para buscar alternativas, a pesar de que las pudiera tener en el banquillo. Esperemos que en el próximo partido no recurra a otros dos cambios en el descanso. La derrota de ayer fue muy preocupante e inquietante. Este Cádiz empieza a parecer peor que el del año pasado.

José Joaquín León