NO es por casualidad. Tres partidos consecutivos ganados (dos de ellos en Carranza), con nueve puntos para tener otras sensaciones. ¿Qué ha pasado? El entrenador, Álvaro Cervera, cuando estaba en modo réquiem, rectificó y ha encontrado el acierto, junto a más suerte. Ha recuperado a Garrido, que es la mitad del éxito de su estrategia, ha hallado un central fiable en Sergio Sánchez, ha dado su brazo a torcer con Brian Oliván, ha conseguido que Salvi vuelva a correr como un ciclón y a dejarse de niñaterías, ha adaptado a Jairo a la otra banda, y le ha beneficiado que Lekic se ha reencontrado. El equipo ya no es una banda de futbolistas desganados. Y, además, ha nacido una estrella de la cantera: Manu Vallejo.

EN este partido, ocurrió algo sorprendente: el Cádiz recuperó la magia de sus grandes días. Y, precisamente, ante el Elche. Como si hubiéramos entrado en el túnel del tiempo, regresó aquel equipo capaz de lo peor, sí, pero también de lo mejor, de lo que rompía los esquemas. Aquellas botellas de cava que se quedaron sin descorchar una tarde ya lejana, cuando el Cádiz ascendió en Elche… O los cinco taponazos de la segunda parte de ayer. Fue un partido para el recuerdo, en el que Lekic y Salvi ejercieron de revulsivos. El Cádiz marcó cinco goles en 25 minutos mágicos, cuando habían conseguido sólo ocho en 11 partidos.

ES un acierto que el Cádiz dispute la Copa del Rey con espíritu competitivo. El entrenador incluye a suplentes, que en algunos casos demuestran mejor forma que algunos titulares, y así van rotando en las alineaciones. El Cádiz consiguió una victoria de prestigio ante el Espanyol (que también alineó a suplentes), pero sobre todo demostró que tiene opciones en la eliminatoria. El 2-1 fue un resultado sólo aceptable. Tal como estaba el partido pudieron obtener una ventaja más amplia. En algunos momentos faltó confianza para rematar a un rival que se mostró incómodo y dubitativo.

LUGO ya no es lo que era. Lugo era el escenario de aquella eliminatoria nefasta de ascenso en Segunda B que perdió el Cádiz en los penaltis, tras un  calamitoso arbitraje en la ida. Pero en Lugo ya había ganado el Cádiz las dos temporadas anteriores. Ha pasado de ser gafe a convertirse en talismán. Ayer el equipo mostró detalles prometedores. También tuvo la suerte que faltó en otros partidos. Les pudieron empatar en la prolongación. Pero hubiera sido injusto. Entre los aspectos más destacables está la actuación de Manu Vallejo, que se puede consolidar como  jugador importante si no se estropea. También influyó que el Cádiz ha recuperado las ganas de ganar. Esas que no se veían.

CON este empate a cero goles, el Cádiz se consolida en la zona innoble de la clasificación: puesto 20. Costará mucho esfuerzo y trabajo salir, si es que salen. Al equipo se le vio una actitud más positiva, con más ganas, y puede que con mayor solidez atrás. Se notó el regreso de Garrido junto a José Mari y el debut de Sergio Sánchez. Pero están condicionados por la inutilidad absoluta para marcar goles, que viene derivada de haber fichado mal, y no sólo por las lesiones. En todo el partido el Cádiz sólo dispuso de tres ocasiones. Si a eso se añade el miedo a perder de los dos equipos, el 0-0 final fue la consecuencia irremediable,