VIMOS a un gran Cádiz, quizás el mejor de la temporada, que consiguió una justa y amplia victoria ante el Zaragoza. En esta ocasión todo el equipo rindió a un alto nivel y no hubo lunares negros. Defensa con eficacia, un centro del campo que supo interpretar el partido y un ataque letal cuando llegaban balones arriba. Esta vez brilló esa intensidad que es imprescindible para el Cádiz. Viendo al Zaragoza de ayer se entiende por qué Raúl Agné no triunfo aquí, y por qué se le escaparon muchos puntos lejos de Carranza. En el fútbol de hoy no basta con tocar el balón sin peligro en las zonas más fáciles.

SE acabó la racha. Cabe el recurso de decir que fue un viernes negro para el Cádiz. Es una lástima que no supieran interpretar el partido de ayer ante el Nástic de Tarragona, que los recibió como colista. Pero bastó un detalle de picardía de Uche para imponerse al Cádiz. Esta vez no se vio tanta intensidad tras el descanso, y fallaron los cambios. Para colmo, el gol llegó en un error garrafal de Aridane, que suele ser un muro atrás, pero que en esa jugada no despejó un balón en apariencia fácil.

UN final feliz después de un comienzo decepcionante. El marcador es engañoso, pero la victoria del Cádiz resultó merecida y se conquistó jugando una segunda parte en la que el equipo de Álvaro Cervera tuvo momentos brillantes. También es cierto que no se sabe lo que hubiera pasado sin mediar la justa expulsión de Rafa Páez en el minuto 48, que dejó al Alcorcón en inferioridad durante casi todo el segundo tiempo. Aunque en esa jugada Ortuño arrancó solo y, probablemente, hubiera empatado ahí el partido. Lo más importante es que se vio que otro Cádiz es posible. Sin dar pelotazos a las nubes se puede ganar.

CONSIGUIÓ empatar el Cádiz en el estadio del líder. Un punto de mérito, porque el Levante es el principal favorito para el ascenso. Un punto bien trabajado, porque el líder nunca estuvo cómodo. Por el contrario, cuando arriesgaron y expusieron más, fue cuando el Cádiz los pudo sorprender al contragolpe. Quizá con un poco más de convicción arriba, el Cádiz hubiera dado la campanada. En realidad, la mejor ocasión del partido la tuvo Ortuño, pero el portero Raúl le sacó el disparo a bocajarro.

PARA el Cádiz esta victoria ante el Huesca es muy importante, a fin de no alejarse de la zona media. Se consiguió con dificultades, como es habitual, con acierto puntual en los detalles. Otra vez Alberto Cifuentes fue determinante, porque paró un penalti con 0-0, y sacó una falta que entraba, evitando el empate. Pero también es cierto que, en los últimos minutos, el Cádiz dispuso de ocasiones muy claras para haber sentenciado sin necesidad de llegar a otro final agónico. La intensidad salvó al equipo. Pero esa intensidad se debe unir a un poco de serenidad, para no cometer errores y precipitaciones.