EL destino devolvió al Cádiz, en el último minuto, los dos puntos que le regalaron al Mirandés. Parecía imposible que le marcaran un gol al Racing de Santander, que había jugado con uno menos durante más de 80 minutos (prolongaciones incluidas) por la merecidísima expulsión de Olaortúa, que hizo una entrada de aizkolari a Nano Mesa, al que lesionó. Esta jugada enrareció el partido, que pasó a ser un recital de impotencia por parte del Cádiz. Hasta que llegó la jugada del gol, con un chupinazo postrero de Juan Cala. Premio para el central, que había sido el mejor del Cádiz con diferencia.

SIGUE la mala racha. El Cádiz perdió en Riazor, donde el Deportivo sólo dispuso de una jugada clara de gol: la que marcó Sabin Merino en el minuto 65. Suficiente, porque el Cádiz, en los 95 minutos que duró este partido, fue incapaz de crear ninguna con relativo peligro. Decir que no deben entrar dudas es una parida. Por el contrario, el sueño del ascenso se está complicando a base de decepciones y errores. El Cádiz no gana desde el 15 de diciembre en Oviedo. Después perdió en Carranza con el Numancia y en enero ha sumado dos puntitos. Además el Logroñés, de Segunda B, lo eliminó de la Copa del Rey en los penaltis. En 2020 no ha ganado. El problema no es que otros aprieten, sino que así es imposible seguir arriba.

EL Cádiz ha entrado en la fase tenebrosa de la temporada. Eliminación en la Copa del Rey cuando ya estaba en el bote; y regalo de un empate en Carranza, cuando el partido se puso con 3-1 en el minuto 91. El Mirandés, que chutó cuatro veces a portería, marcó tres goles, dos de ellos en los minutos 95 y 97. Dos goles llegaron en disparos de larga distancia, en los que el portero Alberto Cifuentes reaccionó tarde y mal, sobre todo en el segundo. El Cádiz tuvo el partido ganado, por aciertos esporádicos, sin jugar bien, pero no supo competir, como en los finales de Liga de las dos últimas temporadas. Lo malo es que no estamos en el final, sino que acaba de empezar la segunda vuelta y no se debería estropear lo conseguido.

AHORA podrán decir que lo importante para el Cádiz no es la Copa del Rey, sino la Liga. O alegrarse con el consuelo de tontos de que también han eliminado al Getafe (que disputa la Europa League), o a otros clubes de Segunda, como Huesca, Las Palmas, Albacete, Fuenlabrada y Ponferradina, que cayeron ayer. Sin embargo, la forma de perder fue lamentable. Y no sólo por sucumbir en los penaltis, sino porque les empataron una eliminatoria ganada a falta de dos minutos, y porque no fueron capaces de enmendarlo en la prórroga.

EL Cádiz regresó a la competición y se conformó con un puntito en Ponferrada. Al final, hasta pudo ser peor, porque la expulsión de Quezada en el minuto 85 volvió a dejar al Cádiz en inferioridad, una vez más. ¿A qué está esperando el club para enviar un video de los últimos arbitrajes a quien corresponda? El de ayer, Pulido Santana, estaba dentro de un orden, hasta que en los últimos diez minutos empezó a mostrar sus habilidades. Pero si el Cádiz no pudo empezar el año con victoria fue por su nulidad en ataque. También es verdad que en la primera parte jugaron a no perder.