UNA lectora amiga, que me lee con buenos ojos, estaba muy contenta con mi artículo sobre las ferias gaditanas. Me dijo: “Tienes toda la razón. En Cádiz hay fobia a las casetas. Y si una mujer se viste de flamenca la miran como si fuera un bicho raro; o como si fuera Esperanza Aguirre infiltrada en una asamblea de Podemos”. Yo le dije que me había quedado corto, pues en Cádiz no sólo hay alergia a las casetas de Feria, sino a las casetas en general. En Cádiz no tienen casetas ni los perros, que son los reyes de las casas, y sacan a pasear a sus dueños. Mi amiga me dijo que ella tiene una perra, que vive en su casa como una marquesa. Y que sólo entra en una caseta cuando la lleva a su chalé ilegal de Chiclana. ¿Lo ves?

Pues eso, que en Cádiz no entra nadie en una caseta. Porque se las han cargado todas, de una en una. Las Fiestas Típìcas Gaditanas, que algunos recuerdan con nostalgia, tuvieron mucha culpa. Y Paco Alba, con el dichoso pasodoble. Cádiz, ciudad libre de casetas; y sin necesidad de ordenanzas municipales. En la fobia han coincidido todos: el PSOE, el PP, Podemos y Ganemos.

Puestos a quitar casetas, se las cargaron en la Velada de los Ángeles. Y después se acabó la Velada, cuando gobernaba el PP. Para que digan que la Teo es rociera y se va a las berzas de la Feria de Jerez. Esa Velada que se cargaron se celebraba de otro modo en el siglo XIX, sin que se quejaran los vecinos del Mentidero y la Alameda. Pero, ya en el siglo XXI, cometieron un gravísimo error: aquellas casetas en la Punta de San Felipe. Las casetas se las llevó el levante volando, y aterrizaron en El Puerto de Santa María, que es donde está una de las ferias de Cádiz.

No crean que este es un problema originado por el odio a Sevilla y a Jerez, que son ciudades de feriantes y feriantas. El Ayuntamiento socialista de Carlos Díaz se cargó hasta las casetas de la playa Victoria. Todo el mundo decía: “Muy bien que hizo don Carlos”. Hasta los que perdimos las casetas. Mi padre, que iba todos los días a su caseta de la playa, no se quejó. Las casetas de lona, las de madera, las de mampostería (que eran como chalecitos)… Todo eso se fue al mismísimo carácter. ¿Y por qué? Por la fobia del buen gadita a las casetas.

Así que no preocuparse. Cádiz será ciudad libre de casetas, por los siglos de los siglos. Los que organizan fiestas para bailar sevillanas en confianza se juntan en el Casino Gaditano. Pero no montan 15 casetas en la plaza de San Antonio. Y en la Feria del Libro, las llaman casamatas, por no decir casetas. Es una fobia tremenda.

José Joaquín León