EN Cádiz no se habla de otra cosa, todos entusiasmados con el ascenso. ¿Tocará, por fin, recuperar el esplendor de los buenos tiempos? Ascender implica sacrificios, muchos años de sinsabores. Que se lo pregunten a Fernando López Gil, el delegado de la Junta que ha pasado a ser viceconsejero de Presidencia con Chiqui Jiménez Barrios. ¿Alguien piensa que ha sido fácil? Pues no. Ha pasado cinco años en el pozo. Y, para salir de ahí, ha necesitado mucha intensidad, no cometer errores que te cuestan un disgusto, aprovechar esos detalles que deciden los ascensos. Y, una vez que lo consigas, cuidado... No sea que te pase como a Gómez Periñán, que también ascendió en su momento y vivió muy buenos días en Sevilla, y ahora apoyaba a Patxi López, que era el último de la fila.

Hay que felicitar a Fernando López Gil por el ascenso. Ha sufrido hasta el último minuto. Algunos equipos ascienden sin ganar un partido, empatando todos. Y los envidiosos dicen que López Gil ha ascendido prácticamente sin inaugurar nada, ni siquiera la estación de autobuses, que la tiene terminada desde enero del año pasado, o algo así. Pero eso no significa que se relajara, al contrario. Tiene mérito aguantar los ataques del enemigo, defendiéndose con un cerrojazo, cuando hacía falta.

A López Gil le atacaban en oleadas. Primero, Teófila, que se lanzaba con toda la artillería por delante contra el equipo de la Junta, dispuesta a golearlos cada vez que pudiera. Y, cuando no vio puerta para superar la eliminatoria con Kichi, pasó lo que pasó. Entonces aparecieron los otros, gritando “¡Sí se puede, sí se puede!” y empezaron más ataques contra López Gil, que resistió a las bravas, en plan de patadón y tente tieso, perdiendo tiempo, nada de filigranas, ni tiki taka. Y, para más fastidiar todavía, entró Martín Vila de refresco, a ver si hacía de revulsivo en el Tiempo Libre del descuento.

Este ascenso de Fernando López Gil ha sido al modo de Álvaro Cervera. Ya lo dijo David Vidal, hace mucho tiempo, cuando no lo echaban después de ascender a los equipos: “El que quiera espectáculo, que se vaya al circo”. En Cádiz tenemos circo casi todas las semanas, a pesar de que es una ciudad protectora de los animales, incluidas las mulas. Pero a los delegados de la Junta de Andalucía los tratan peor que a los animales.

El nuevo que ha llegado, Juan Luis Belizón, ¿de dónde viene? De Chiclana. ¿Y a dónde va el anterior? A Sevilla. Chiqui ha sido reforzado por la directiva y va marcando los cambios, partido a partido. A pesar de esos ingenuos, que todavía creen que Pedro Sánchez ganará la Liga de la Moncloa. Ya. Anda que no le queda nada todavía…

José Joaquín León