LOS gaditanos y gaditanas en general, el Ayuntamiento, la Autoridad Portuaria de la Bahía, los que dan ideas y los que las reciben y los que las ignoran, coinciden en algo esencial: hay que integrar el muelle en la ciudad. Un vecino del conocido como Paseo de Canalejas (que realmente no se denomina así, como suele pasar con todo en Cádiz) me dice: “¿Es que acaso el muelle no está integrado ya en la ciudad? Que se venga Kichi a dormir a mi casa el jueves, cuando empieza No Sin Música. A ver si es capaz de levantarse a las seis de la mañana del viernes para ir a trabajar”. En Cádiz gusta mucho una protesta. Si no es por algo, es por lo otro.

En ese Paseo de Canalejas, donde está la notaría de Iñigo Fernández de Córdova (con v), o el bufete Canalejas de los Pérez, entre otras actividades profesionales y comerciales, además de diversos bares que han sobrevivido, también habitan personas humanas. Siempre se insinuó que era un lugar pijo, como de lujo. Igual que la Alameda y San Carlos. Todo lo que hay por esa zona marinera y portuaria del frente marítimo se ha considerado en Cádiz como zona pija. Desde el Gobierno Militar al edificio El Fénix (ambos inclusive). Aunque también hay excepciones, como el hotel de las Tortugas, de los sin techo. Cádiz ha sido siempre una ciudad interclasista, que convivía arrebujá.

Pero hay que decirlo clarito, en honor a la verdad. Estos festivales no son invenciones perroflautistas para fastidiar a los vecinos de Canalejas, sino que ya existían. En cada Gran Regata, Bicentenario, Tricentenario, o lo que sea, se han organizado festivales y saraos en ese muelle que está de espaldas a la ciudad, aunque allí entra todo el mundo ciertos días. Mayormente, en verano, es muy frecuente que se organicen eventos para no dormir. Falta ocio nocturno.

Al No Sin Música vienen como figuras mañana jueves Amaral; el viernes 21, Rosendo (que no es el nieto de Don Rosendo); y el sábado 22, Lori Meyers. Y muchos más, pues entre teloneros y rellenos, algunos días anuncian más de 10 grupos. Sólo queda esperar que sople fuerte el poniente y se lleva la musiquita a El Puerto de Santa María. Como cambie a levante os vais a enterar. Puede que sea eso lo que se pretende. Hay personas que pagan por acudir a festivales, mientras que otros los escuchan gratis desde la cama y encima se quejan. No entienden que les llevan la banda sonora a su domicilio.

La integración del muelle en la ciudad es un deseo de los gaditanos. Aunque los que viven en Canalejas quizá lo deseen menos. Nunca suena la música a gusto de todos.

José Joaquín León