AYER y hoy, en el mismo lugar que ocupó el antiguo Cortijo de los Rosales en el Parque Genovés, se ha organizado un homenaje convocado por la Asociación Grupo Gaditano Mujer de Mantilla, con proyección de videos y descubrimiento de un monolito. También la Asociación de los Reyes Magos de Cádiz, que preside Antonio Téllez, organizó el pasado 28 de julio la denominada Gran Fiesta del Verano, que fue dedicada a Antonio Martín de Mora y el Cortijo de los Rosales. Aparte de los fines benéficos, estas citas recuerdan una ausencia que no se ha cubierto, ni se ha reconocido. Martín de Mora era un empresario de espectáculos atípico, con un perfil que ya no existe en Cádiz. Ejerció una labor inolvidable en el panorama musical. Por ello, a muchas entidades y personas les sorprende y duele que el Ayuntamiento no le haya dedicado una calle en la ciudad.

El Cortijo de los Rosales atrajo a los artistas más populares durante tres décadas. En esa lista siempre se incluye a Antonio Machín, Rocío Jurado, Raphael o Julio Iglesias, pero también venían otros como Joan Manuel Serrat, que ya se apuntaban al progresismo poético de los cantautores, con sus versiones de Antonio Machado y Miguel Hernández. Entre otros. Antonio Martín de Mora no hacía distinciones políticas, venían cantantes de todos los colores. Curiosamente, fue después, ya en la democracia, cuando ciertos ayuntamientos tan sólo contrataban a sus amiguetes y colegas.

La programación del Cortijo de Los Rosales complementaba la oferta de espectáculos veraniegos en el Parque, que tenían el otro bastión en el Teatro José María Pemán, con los Festivales de España, y con otros festivales más locales, incluidas agrupaciones carnavalescas de las Fiestas Típicas Gaditanas. La diferencia con el Cortijo era que allí había un empresario privado, que aportaba alicientes al verano gaditano.

La comparación con lo que hoy tenemos es triste. Hemos perdido el Teatro Pemán, se acabó el Cortijo de los Rosales... A cambio, sólo existe por allí el Baluarte de la Candelaria, cuya programación sirve para salvar mínimamente las noches de verano.

Se ha empeorado si se compara con el pasado (incluso con el pasado del régimen anterior, lamentablemente), porque hay menos opciones y menos interés. Cádiz ha perdido peso específico como capital del verano. Despacito, despacito, sin darnos cuenta, resulta que Luis Fonsi prefiere actuar en Sanlúcar de Barrameda que en la capital de la provincia. Otro síntoma de una decadencia, que se camufla con más Carnaval.

José Joaquín León