A estas alturas suena a chiste que se monte otra polémica con el Hospital de Puntales. Se comprende que la Zona Franca pregunte por lo suyo, después del cobazo que le dieron en los tiempos de José de Mier, que aportó 13 millones de euros en plan tocomocho, mientras la Junta de Andalucía se lavaba las manos. Ahora le toca el turno de las reclamaciones al delegado actual, Alfonso Pozuelo, que ha deslizado la opción de convocar un concurso de ideas, para ver qué hacen allí, si es que hacen algo. Sin embargo, resulta que organizar un concurso de ideas en Cádiz es arriesgadísimo. Todo concurso gaditano, incluso el del Carnaval, tiene peligro.

El timo del Hospital de Puntales nadie lo quiere asumir. Cuando comenzó el asunto, estaban Manuel Chaves en la presidencia de la Junta y José de Mier como delegado de la Zona Franca. El pacto parecía normal, pero no porque ambos fueran del PSOE, sino porque Mier pactaba con todos, incluso con Teófila. Después de lo que había pasado con Rodríguez de Castro, la Zona Franca necesitaba otra imagen, y pasó a ser algo así como el hada madrina que va concediendo los deseos: un estadio, un hospital... Después a Jorge Ramos le tocó la crisis. Y ahora a Pozuelo le corresponde apechugar con las consecuencias logísticas del sur de Europa.

Los destinos alternativos de ese solar han sido a cual peor. Recordemos que en su origen no era un hospital, sino la factoría de Construcciones Aeronáuticas en Puntales. Cádiz perdió una gran empresa, que fue trasladada a Puerto Real, sin que nadie protestara en la Real Villa, como ahora a la inversa con el regreso de Ciencias de la Educación a Cádiz. Pero en ese solar maldito no se construyó el hospital prometido. Allí hubo espectáculos de circo (incluso con animales fieros), acampadas y suciedad, a pesar de que Cádiz estaba más limpia.

Los intentos por dedicarlo a aparcamiento o a sede permanente del Piojito tienen mucha mandanga. Que después de gastarse 13 millones de euros, se quede en sede del Piojito sería como construir un centro comercial para puestos ambulantes, Algo faraónico, que diría nuestro alcalde González. Faraón, pom pom pom... Y el aparcamiento en Puntales queda muy lejos de la plaza de España peatonal.

Para el concurso de ideas, se me ocurren varias, pero mejor no las digo. Todavía me acuerdo del arquitecto Giles, que ganó el concurso de ideas del Museo del Carnaval y terminó en los tribunales. En Cádiz es muy difícil que una idea se convierta en realidad. A eso se le llama milagro.

José Joaquín León