CONSEGUIR el fin de los gorditos y las gorditas. Ese es el objetivo que se ha marcado la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Por fin ha llegado una señora con las ideas claras, la consejera Marina Álvarez, que ha recordado que la obesidad está muy mal, siguiendo lo que dice la Organización Mundial de la Salud, tampoco lo ha inventado ella. Y además los gorditos y las gorditas le cuestan una pasta (y un pico) a la Sanidad pública, que paga todo el mundo, incluso los esqueléticos y las esqueléticas. Así que ha comenzado la campaña por una alimentación saludable, sin porquerías ni grasas que engorden. Tiempos de amor al deporte, en los que practicará ejercicio físico todo aquel que no esté lisiado o lisiada. Dicho de otro modo: ya no gustan las curvas, que se quedarán para los puertos de montaña.

La Junta de Andalucía va a limitar la venta en los colegios de bollería industrial y bebidas azucaradas. ¡Cuidado con los excesos! No se podrán adquirir alimentos cuyo valor energético exceda de las 200 kilocalorías, ni aquellos que se pasen por sus altos contenidos en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal o azúcares. ¿Chocolatinas? No, gracias. También se favorecerá el consumo de agua potable. Se pretende que la población beba mucha agua, incluso gratis en los bares. Otra buena medida, aunque sería oportuno mejorar la red de urinarios públicos, ya que las necesidades también pueden aumentar.

Y habrá ejercicios físicos, sí o sí. Aumentarán las horas semanales de actividades físicas, así como las extraescolares con ejercicio. Los niños que se fijen más en Cristiano Ronaldo. Las niñas que se fijen más en Elsa Pataky. Modelos saludables, la envidia de los papás y las mamás. ¿Os acordáis de los fofisanos y las fofisanas? El mensaje es claro: eran otros tiempos. El fofi y la fofi que se espabilen. El fofisanismo se ha ido al mismísimo garete, y ya no se lo cree nadie.

Otras medidas para esta cruzada mágica contra la obesidad consisten en favorecer el uso de la bicicleta, ya que se han puesto en marcha los carriles bicis. Todos seremos como Miguel Induráin o Alberto Contador. Y los niños que no vendan cajas de polvorones de Estepa ni alfajores de Medina Sidonia para sacar dinerito en los viajes de fin de curso. Y que se vayan al Pirineo o los Picos de Europa para practicar senderismo, por ejemplo. O a recorrer las cuestas de Vejer.

Con razón, en las rebajas no hacen más que vender mallas, camisetas y zapatillas deportivas para que todos y todas luchéis contra la obesidad. ¡Viva la vida saludable!

José Joaquín León