ATENCIÓN a las obras que van a comenzar en el Paseo Marítimo de Cádiz. Es un lugar de alto riesgo. Siempre que empiezan unas obras entra la duda: se puede dejar mejor, o peor. En este caso todavía no ha quedado claro. Se ha puesto como excusa el carril bici, que por fin van a construir, tras una década de promesas incumplidas. Sin embargo, un Paseo Marítimo es mucho más que un carril bici. Por allí no sólo pasan ciclistas, sino también tráfico privado y público, así como corredores de running, peatones que pasean y bañistas en verano. Todos tienen sus derechos legítimos, sin que se pueda beneficiar a unos en contra de otros.

La primera buena reforma democrática del Paseo Marítimo la hizo Carlos Díaz en sus tiempos de alcalde. Ya lo he contado en varias ocasiones. Fue parcialmente impopular, porque se llevó por delante todas las casetas de mampostería, la zona de las Olitas, el casticismo existente. Aquellas obras tenían el objetivo de lo primero que debe ser un Paseo Marítimo: o sea, un paseo marítimo, un paseo junto a la playa.

Por otra parte, en Cádiz ese Paseo es como una circunvalación de la ciudad. Con la nueva avenida del Soterramiento ha perdido valor estratégico. Pero una supresión radical del tráfico nos devolvería a los tiempos anteriores del Soterramiento, ya que sería derivado a la Avenida principal, que quizá se vuelva a colapsar como en otros tiempos. O no, si se hace bien. La pérdida de aparcamientos me parece lo menos importante. Pero se les escapa una vía de finanzas con la zona azul. Menos ingresos para Emasa sin compensación, por lo que pueden terminar arruinándola. También resulta perjudicado el transporte público. Derivar la línea 7 a la Avenida, que es la zona mejor cubierta de Cádiz, es un parche coyuntural.

El Paseo tiene un defecto principal que ya no se puede corregir: poca anchura. A diferencia de otros es estrecho, lo que dificulta una convivencia fluida de tráfico en ambas direcciones, carril bici y zona estrictamente peatonal. Martín Vila debe tener eso en cuenta, si no quiere pasar a la historia municipal como el concejal que se cargó el Paseo Marítimo de Cádiz. Los peatones y peatonas necesitan su espacio, que no incluye el carril bici, ni el carril incluye arrollar a los peatones que caminen por las cercanías.

Organizar todo eso en Cádiz, sin disponer de espacio alternativo, resulta difícil. Parece que las consecuencias están poco estudiadas. Como es habitual, después improvisarán y pondrán el parche, si pueden. O vendrán las lamentaciones.

José Joaquín León