EN lo referente al agua, en la provincia de Cádiz pasamos de un extremo a otro. Hace apenas un mes, en febrero, se alertaba de la escasez de agua embalsada, ya que estaban a menos del 40% de su capacidad. Se hablaba de sequía, Un mes después, con los temporales Emma, Félix y Giselle por medio, resulta que los embalses están al 70%, y con algunos largando agua; mientras que el río Guadalete baja muy crecido y se han lamentado inundaciones parciales que han obligado a cortar carreteras. Puede parecer normal, porque ha llovido mucho, pero no lo es. Se ha confirmado que en el entorno de Jerez, sus pedanías y la Sierra existe un riesgo de inundaciones demasiado elevado.

Se suele decir, con alegría, que Grazalema es el lugar de España donde más llueve. Si en la calle Nueva gaditana cayeran los litros por metro cuadrado que se han recogido en Grazalema durante el mes de marzo, nuestro Segismundo Moret estaría diciendo gluglú en su monumento. Aunque la verdad es que en este periodo ha resistido mejor que en otras tempestades. Lo de Grazalema no es una novedad. En la Sierra de Cádiz llueve mucho, incluso muchísimo, por lo que esta provincia no debería tener ningún problema de abastecimiento.

Sin embargo, resulta que el único gran pantano de la provincia es el de Guadalcacín. Gracias a ese embalse no las pasan canutas los gaditanos en verano, como en aquellos tiempos de las restricciones, cuando Guadalcacín no era lo que es hoy. Por el contrario Los Hurones tiene una capacidad limitada. Ya está lleno y desembalsando, aunque se trasvasa el agua y no se desperdicia como en otros tiempos. Para entendernos, el pantano de Guadalcacín solito tiene más capacidad que Los Hurones, Bornos y Zahara juntos. Con eso se aprecia que lo más importante no es el número de pantanos, sino la capacidad global de la que se dispone para el abastecimiento.

Otro problema es: ¿a dónde van a parar las aguas de los desembalses? Cuando larga el pantano de Bornos, como está ocurriendo, va al río Guadalete, que de por sí ya bajaba crecido. Con lo cual este río tan nuestro, que llega al mar por El Puerto de Santa María, deja la zona de Jerez y sus pedanías de cualquier manera. Es obvio que no están desembalsando a mala leche, sino que existe un problema de riesgo de inundaciones que no se ha solucionado. Todos los años no llegan Emma, Félix y Giselle en marzo. Pero a veces ocurre. Así se sufren estos extremismos de insinuar restricciones y desperdiciar agua al mes siguiente.

José Joaquín León