DESDE un punto de vista teórico, las terceras elecciones parecen una barbaridad, pero desde un punto de vista pragmático posiblemente sería lo mejor. Se comprobaría el impacto real que han tenido las paridas de los últimos meses en el electorado. La situación no es la misma, por lo que tampoco es seguro que los resultados fueran idénticos, ni siquiera parecidos. Se votaría el 18 de diciembre, sin miedo a una indigestión de polvorones; esto es, dos días antes que el 20-D de 2015. El cansancio del elector tampoco me parece tan agobiante. Hay que ser muy flojo para cansarse por votar tres veces en un año. Yo voto cerca de donde vivo, y paso por la puerta del colegio muchos días. No se pierde tanto tiempo.

La buena gente supone que ganaría el PP, acercándose a la mayoría absoluta. Esto habría que verlo para creerlo, no sería tan sencillo. Por otra parte, se supone que el PSOE quedaría vapuleado, al presentarse sin un líder definido. Tampoco es tan seguro, pues el candidato podría ser el mismo Javier Fernández; u otro designado por la autoridad, tras consultar a las bases, faltaría más. A lo mejor les suena la flauta. Téngase en cuenta que sus rivales de Podemos están más desunidos que nunca, confiados en que no habrá terceras elecciones. Pablo Iglesias está aprovechando el tiempo muerto para hacer limpieza de corrales, de sangre, o de lo que sea. Muy abierto, eso sí. A estos no se les ve más unidos que a los otros, sino que pasan más desapercibidos sus jaleos, porque en los medios de comunicación se distraen más con el PSOE, tras aquel sábado de gloria en Ferraz. En cuanto a Ciudadanos, existe el miedo a pagar los platos rotos.

Si se abstienen 11 diputados socialistas, o todo el grupo completo, incluido el PSC, ¿cuál sería el futuro? Un gobierno de Rajoy en minoría es altamente improbable que aguante más de dos años. No le interesaría ni al PP, que tiene a Núñez Feijóo en la recámara. Y con el riesgo de que se le pase el arroz. No es tan jovencito como Pablo Casado, ni estaba en COU cuando gobernaba Aznar, aunque se conserve bien. A la vez que el PSOE podría encontrar algún líder. ¿Dónde? Es imprevisible.

Tranquilos, no habrá terceras elecciones en diciembre, porque ya no interesan a ninguno de los cuatro partidos principales. Y porque se ha quitado el tapón de Pedro Sánchez. Sin embargo, un Gobierno en minoría no es la mejor solución. Ni siquiera la menos mala. Es tan solo una forma de ganar tiempo, con cierto decoro, para cubrir una legislatura interrupta.

José Joaquín León