LA Madrugada más segura de la historia (según había sido definida por las autoridades) funcionó razonablemente bien, pero tuvo demasiados elementos atípicos. Aparte de las medidas especiales de megafonía e iluminación que estaban preparadas por si acaso, hay que destacar el trabajo policial en los cruces conflictivos, que ya son casi todas las esquinas. Resulta raro ver una cofradía con los policías nacionales vigilando a los asistentes, por si hubiera presuntos delincuentes. Pero es el sino de los tiempos. Esta vez lo tenían bien estudiado y bien planificado. Como lo demuestra que el conato de la calle Reyes Católicos, a las 3:34 (hora clave de otras veces), mientras pasaba la Esperanza de Triana, duró pocos segundos, no se propagó y fue frenado en seco. Hubiera pasado desapercibido, de no mediar un tuit de Emergencias para darlo a conocer sin alarmismo.

Se puede especular con lo que hubiera ocurrido en otras condiciones semejantes, pero en otros años diferentes. No pasó nada esta vez, si bien ha quedado demostrado que no se puede bajar la guardia. En esta madrugada hubo menos niñatos alborotadores que otras veces. Puede que por el frío (todas las madrugadas con incidentes han sido calurosas, según recordó el Cecop a los cofrades en las reuniones preparatorias) y también porque los niñatos sabían que están en el punto de mira de la vigilancia policial.

Hubo mejor público y mejor comportamiento. También menos gente en las calles y en la carrera oficial, con bastantes huecos en las sillas de Sierpes y la Avenida, donde los incidentes del año anterior crearon temor. El miedo ha influido, pero no ha ganado la batalla.

La madrugada de este año estuvo condicionada por la del anterior y por el frío. La mañana del Viernes Santo estuvo condicionada por la llovizna que cayó a ratos. Un pronóstico de la Aemet sobre la inminencia de lluvias hizo que los Gitanos optaran por refugiarse en la Anunciación y no llegar a la Catedral. Algunos opinan que la Aemet exageró el pronóstico. Sin embargo, gracias a la Aemet han salido más cofradías este año, porque la precisión detallada por horas tiene una fiabilidad de más del 80% de los casos. Hace algunos años sólo aportaban porcentajes y algunas cofradías no salían con un 20% de riesgo de lluvia. Así nos hemos quedado sin el Gran Poder algún año; y probablemente tampoco hubiera salido en 2018, de no mediar la precisión horaria de los pronósticos. Cada año es más difícil equivocarse.

Las circunstancias no deben tapar que este año se vio a El Silencio por la Gavidia, El Calvario por la plaza del Museo, El Gran Poder por Jesús de la Vera Cruz, o la Macarena por la Cuesta del Rosario y la plaza del Cristo de Burgos. Otras veces se hubieran masificado esas calles, en busca de las novedades. Todo se pudo ver bien, sin agobios excesivos.

Se ha dado un paso para recuperar la Madrugada. No sólo por los refuerzos policiales, sino porque hay más sensibilidad para no caer en las provocaciones. Sin embargo, permanece la sensación de que todo es demasiado frágil.

José Joaquín León