EN el Carnaval, cada 20 años, se suele decir lo contrario de lo que se decía. Por ejemplo, cuando el Ayuntamiento era el organizador oficial del concurso del Gran Teatro Falla se quejaban y afirmaban que debían ser los carnavaleros quienes se autogestionaran. Sin embargo, ahora muchos carnavaleros prefieren que lo organice el Ayuntamiento. Se debe entender que no es porque esté Kichi de alcalde, sino que es por la propia institución. Y, además, que para las críticas resultaría mucho mejor. En esto pasa como con el Cádiz CF, el mejor del partido es el que no juega.

También existe abrumadora coincidencia en que la fase preliminar necesita un repaso. Pero la duda sería: ¿quién lo hace? Y otra más: ¿cuándo se ejecuta la criba? Es evidente que un técnico de la delegación de Fiestas no le puede decir en octubre a una comparsa de Villacanuto de Arriba: “No vais a cantar en el Falla porque sois unos mantas”. Pero de ahí a que les toque junto a la comparsa de Martínez Ares o la chirigota del Selu hay diferencias.

Ya he escrito en otras ocasiones que el sistema a copiar sería el de la Liga de Campeones de fútbol. El Real Madrid y el Barcelona no juegan con el campeón de Gibraltar o el de Malta. Por eso, lo ideal sería que la fase preliminar del concurso se limite a agrupaciones con méritos a demostrar. Así las cabezas de serie, que serían las finalistas y semifinalistas del año anterior, entrarían después, directamente en las sesiones del verdadero concurso. No disputar  la preliminar sería el mejor premio, con un nivel exigible y reconocido previamente.

¿Y las preliminares sin cabezas de serie se podrían programar en el Falla? ¿Vendrían desde Villacanuto de Arriba a ver a los suyos compitiendo con los de Villaconejo de Abajo? En principio, parece que el gancho lo aportan las buenas agrupaciones, pero si el Falla les queda grande, en Cádiz existen espacios escénicos con aforo más reducido. Se puede analizar e incluso probar. El actual modelo de concurso ya está agotado.

José Joaquín León