LA fase preliminar del COAC no está bien definida y es lo más polémico. Unos abogan por la preselección en un escenario que no sea el Gran Teatro Falla, otros porque la puntuación sea tenida en cuenta en las siguientes fases, otros porque sólo sirva para pasar o no pasar, etcétera. Sin embargo, se mantiene. ¿Por qué? Porque es rentable y porque permite socializar el Carnaval entre las aficiones desperdigadas de otros municipios. A la gente de por ahí le gusta ir al Falla para ver un espectáculo de Carnaval; aunque a los puristas les parezca una sesión lamentable, con dos o tres excepciones cada día.

Un aspecto a considerar es la promoción del Carnaval en otras ciudades y otros escenarios. Un ejemplo sería el espectáculo El Falla en Sevilla, en el auditorio del Palacio de Congresos de la capital andaluza, que tiene una capacidad total de tres fallas. O el espectáculo del Carnaval en el Liceu, que hizo llorar de alegría a veteranos comparsistas, al compartir el mismo escenario que tantas veces pisó Montserrat Caballé. Por no hablar de los intentos de popularizar el Carnaval en Madrid.

Ese afán por promocionar el Carnaval como espectáculo para forasteros en lengua hispana (los guiris-guiris no entienden nada, pues el idioma es determinante en los repertorios) también se practica en verano en Cádiz. Pero el Baluarte de la Candelaria no es el Gran Teatro Falla. Al forastero le gusta el Carnaval en el Falla.

Ofrecer una programación de Carnaval, fuera de temporada, podría ser interesante. Sin monopolizar la programación del Falla, por supuesto. Pero podrían organizar una quincena carnavalesca en mayo, o en junio. No serían unas Fiestas Típicas, que conste, sino un festival carnavalesco para hacer caja. Y para que vean a los premiados, a los mejores, no a los advenedizos y principiantes que aburren en las noches de preliminares.

José Joaquín León