REMONTÓ el Cádiz un partido que se le complicó por pequeños detalles equivocados. Pero lo importante es que siempre tuvo fe en la victoria, la consiguió, cuenta ya con 40 puntos y se acerca al objetivo de la permanencia. Fue una remontada para soñar, para pelear por el ascenso a Primera, pues tampoco estamos para despreciar un dulce. Este partido ante el Mirandés era determinante para fijar el destino en la segunda vuelta. Una tarde para quedar prácticamente salvados... Y con 18 partidos por delante.

Esta vez el Cádiz ganó sin Garrido, aunque su ausencia pesó. También condicionó el comienzo. En la jugada inicial, antes del primer minuto, Salvi se quedó solo y pudo marcar, pero se equivocó al pasar mal, en vez de chutar. Casi a continuación, Alvarito también se equivocó, aunque en el área propia, y le regaló un córner al Mirandés, que fue despejado de nuevo a la esquina. Al segundo intento, marcó Guarrotxena, aprovechando que no lo defendieron bien. En esos primeros cinco minutos se había pasado del posible 1-0 al 0-1, por dos jugadas mal resueltas.

Pronto se vio el tipo de rival que era el Mirandés. Fútbol recio y norteño, con mucha pelea y pocas florituras. Sabían que en Carranza se jugaban mucho, ante un Cádiz que tampoco alardea de preciosismos, sino que busca la velocidad y el remate. El Mirandés apostaba ansiosamente por el balón parado, aprovechando su envergadura. Así marcaron y así crearon incertidumbre en las faltas y saques de esquina.

Al Cádiz le faltó temple. Tardaron en encontrar vías de peligro. Al filo de la media hora empezaron a achuchar y a cambiar el signo de este partido. Primero erraron la ocasión clamorosa de Salvi, que en vez de colocar el balón, le pegó un patadón como si le tuviera odio y lo estrelló en el travesaño sin que entrara. Fue increíble. Menos mal que poco después Abdullah lo enmendó con un remate más fino.

Por cierto que este futbolista debería aumentar sus llegadas. Ayer jugó uno de sus mejores partidos en el Cádiz. Fue el único centrocampista con criterio. A su lado, José Mari se fajó, pese a no estar a tope, aunque en el pase tuvo errores. Así se dominaba, sin crear peligro claro. Tampoco hay nadie que sepa centrar bien. Yo creí que Brian sabía, pero no le salen ni tres de cada cinco.

Este Cádiz redime sus fallos por la entrega que pone. En la segunda parte llegaron poco y el Mirandés tampoco. Se pidió un penalti. Al Cádiz le han pitado uno a favor, en toda la Liga; y eso ocurrió en la jornada 2 ante el Mallorca. Era un domingo de agosto de 2016. Ahora parece que no se lo pitarán ni aunque se quede un jugador mutilado.¡Ay, esos árbitros, con su vista alegre!

El gol lo marcó Ortuño, casi tirándose al césped, tras jugada del revulsivo Aitor. Al final, debutó Iván Malón, un lateral con presencia. En la última jugada, el portero Alberto Cifuentes salvó el partido con una estirada hasta la escuadra. El ángel de la guarda sigue vistiendo de amarillo.

Y ahí estamos, donde parece increíble: en la torre de la azotea viendo a los de abajo.

José Joaquín León