GRAN victoria del Cádiz en Tarragona, en un partido repleto de incidencias y alternativas. En los últimos minutos pudo pasar de todo, condicionados por el increíble arbitraje del madrileño Moreno Aragón, que metió al Nástic en el partido, cuando estaba 1-3, pitando un penalti por una falta fuera del área. Antes de eso se había visto el potencial del Cádiz,  superior hasta que se lesionó Machís. Fue lo peor de esta jornada, en la que el equipo vuelve a situarse entre los seis de la fase de ascenso.

La alineación de Cervera en Tarragona fue una apuesta por la velocidad, frente a un Nástic peligroso en las dos áreas, también en la suya. El primer cuarto de hora fue de los mejores del Cádiz en esta temporada. Con Salvi y Jairo en las bandas, con Querol muy peleón arriba y con Machís con plena libertad, vimos a un equipo con argumentos para pelear por el ascenso. Esa buena impresión quedó certificada con el contragolpe del espectacular gol de Machís. Envío largo de José Mari, cesión atrás de Querol y zambombazo tremendo del venezolano.

El portero Bernabé había evitado que el Cádiz se pusiera pronto con mayor ventaja. Fue muy lamentable que el Nastic empatara en un error defensivo. Falló Sergio Sánchez por no alejar el balón, y a continuación Luis Suárez (que cuajó un gran partido) retrató a Kecojevic y batió a Alberto en su salida. Fue un mazazo que el buen juego se anulara por ese error.

Fue otro mazazo la lesión de Machís, que sufrió un tirón. En el desenlace de esa jugada, sacó de esquina Álex y Kanté marcó en propia meta, tras excelente cabezazo. Por esta vez la suerte recompensaba con un gol inesperado, que permitió llegar con ventaja hasta el descanso.

En la segunda parte, Manu Vallejo demostró que vuelve por el buen camino y marcó un bonito gol en el minuto 5. Parecía que el partido estaba finiquitado, y para golear, con el 1-3. Lo más increíble estaba por llegar.

 El Nástic dio entrada a Barrada y Sadik. Pero el que puso en más aprietos al Cádiz fue el árbitro Moreno Aragón. Se inventó un penalti, a lo Guruceta, por una falta de Kecojevic fuera del área. También le perdonó la tarjeta roja a Kanté, que curiosamente fue quien marcó el penalti. Al minuto 60 del partido se debió llegar con 1-3 y el Nástic con 10 jugadores, pero se alcanzó con 2-3 y el Nástic al completo y atacando a la desesperada.

Después hubo dos jugadas a cara o cruz. El perdonado Kanté tuvo en sus botas el 3-3, que falló solo ante el portero. Pero en la siguiente jugada, tras otro gran pase de José Mari, aparecía Querol en su versión más tosca y tras plantarse solo ante Bernabé disparó al muñeco. Ahí se frustró el 2-4.

Con más corazón que cabeza, el partido se eternizaba. La última jugada surrealista llegó en el minuto 92, cuando Thione, que también estaba amonestado, golpeó en el rostro a Jairo, y no fue expulsado. El extremo cadista se fue en camilla. De quedarse el Nástic otra vez con uno menos, pasó a jugar en inferioridad el Cádiz, lo que aprovechó el árbitro (que había concedido tres minutos) para prolongarlo más de seis. El Cádiz desperdició un contragolpe y resistió el desorden final del Nástic.

José Joaquín León