ALGUNOS cadistas, al valorar a Álvaro Cervera como entrenador, lo ponen a un nivel como si fuera Pep Guardiola o Jürgen Klopp. No es para tanto, ni tampoco es un zoquete. Es un entrenador de buen nivel para la Segunda División, donde los hay mejores y peores. Es un entrenador que todavía no ha ascendido a ningún equipo a Primera, ni lo ha clasificado con más de 70 puntos. Al Cádiz lo ascendió en 2016 desde Segunda B, de forma meritoria. Y después, en la categoría de plata, lo clasificó en 2017 para las eliminatorias de ascenso (cayó a la primera); y se ha quedado fuera las dos últimas temporadas, tras penosos finales, en los que desperdició su ventaja.

Por tanto, según lo demostrado hasta ahora, es un entrenador para mantenerse bien en Segunda División y no lo sería para ascender a Primera. Podemos suponer que las plantillas del Cádiz no daban para más de los 64 puntos. Pero también se puede debatir sobre su forma de concebir el fútbol, y sobre el trato a algunos jugadores, que en otros equipos han mejorado después de fracasar en el Cádiz. Aunque al revés también.

Sobre su forma de jugar se sabe que es conservadora, de envíos largos y firmeza defensiva. Le dio resultados con Alvarito y Salvi a tope. Después todos los equipos conocían cómo jugaba el Cádiz y le ha costado más trabajo. Esta temporada perdieron firmeza en la defensa y seguridad en la portería, porque Alberto Cifuentes, sin desentonar gravemente, no estuvo al nivel de años anteriores.

Ya se ha publicado, en un informe de Willy Doña, que esta temporada Cervera dispuso 37 alineaciones diferentes en 41 partidos. A veces las rotaciones son necesarias, pero dentro de un orden. Este entrenador ha desaprovechado a futbolistas como Eugeni, Ortuño, Fausto, Aitor y Perea. En el mercado de invierno se fue cedido Romera, que no era titular, y vinieron Jovanovic y Rennella, con lo que salimos perdiendo. En la plantilla se ha cargado a Brian y no le dio una titularidad indiscutible a Álex y Aketxe, que quizás hubieran rendido mejor en otro club.

Sus problemas vienen siempre en unas posiciones: laterales zurdos, centrocampistas creativos y delanteros centros. Por lo cual queda la duda de si la culpa es de esos jugadores, o que el entrenador pretende que se acoplen a planteamientos contrarios a sus estilos naturales de juego. Es decir, que un ariete debe estar para marcar goles, básicamente.

 Manuel Vizcaíno dice que quiere que siga, y Cervera replica que quiere seguir. Antes de esas confirmaciones, existían bastantes dudas. Suponiendo que continúe, condicionará la formación de la plantilla, para que disponga de jugadores que se adapten al estilo de Cervera. Un sector de la afición va a aumentar el nivel de exigencia, y eso supondrá más presión.

Pase lo que pase (no se sabe cuándo), el entrenador del Cádiz del futuro debería ser Mere. No sólo por su magnífica temporada en el Fuenlabrada (al que ha ascendido como campeón de Segunda B a lo grande), sino por su trabajo en el Cádiz B, y porque tiene proyección y cualidades. La cuestión del entrenador depende de la respuesta a una pregunta: ¿qué futuro quieren para el Cádiz?

José Joaquín León