EL Cádiz ha entrado en la fase tenebrosa de la temporada. Eliminación en la Copa del Rey cuando ya estaba en el bote; y regalo de un empate en Carranza, cuando el partido se puso con 3-1 en el minuto 91. El Mirandés, que chutó cuatro veces a portería, marcó tres goles, dos de ellos en los minutos 95 y 97. Dos goles llegaron en disparos de larga distancia, en los que el portero Alberto Cifuentes reaccionó tarde y mal, sobre todo en el segundo. El Cádiz tuvo el partido ganado, por aciertos esporádicos, sin jugar bien, pero no supo competir, como en los finales de Liga de las dos últimas temporadas. Lo malo es que no estamos en el final, sino que acaba de empezar la segunda vuelta y no se debería estropear lo conseguido.

Las principales novedades eran el regreso de Espino, que tomó nota del toque de atención, así como la titularidad de Rhyner como central y la incorporación del canterano Sergio González para suplir a Garrido. En el doble pivote surgieron problemas, porque Sergio puso mucha voluntad, igual que Edu Ramos, pero no son como Garrido y José Mari, y se notó en varios momentos del partido.

Intentó marcar pronto el Cádiz, aunque no había acierto arriba. En las bandas, Perea mariposeaba sin concretar nada e Iván Alejo tenía una noche irresoluble. Aún así, el Cádiz se debió ir al descanso con ventaja, porque el Choco Lozano se reencontró con el gol y cazó un centro de Espino cuando faltaban menos de cinco minutos para irse al vestuario. Sorprendió que empatara el Mirandés en un chut a control remoto de Merquelanz al que el portero cadista no llegó. Fue un aviso de lo que sucedería después. Todavía peor.

El partido se volvió a poner pronto de cara, con el 2-1. Pues nada más empezar el segundo tiempo, el central Rhyner acertó a remachar de cabeza un saque de falta. A partir de ahí, el Cádiz frenó a un Mirandés que intentaba crear peligro sin conseguirlo. Hubo contratiempos, como la lesión de Sergio González, y novedades, como el debut de Pombo, más la entrada anterior de Nano Mesa por Alejo y la posterior de Javi Navarro por Perea, que se apagaba.

En la prolongación llegaron los momentos locos del partido. Primero el 3-1, en un excelente pase de Pombo, con galopada de Nano Mesa, que definió muy bien, picando el balón ante Limones. Ante la general sorpresa revisaron la jugada en el VAR más de un minuto, lo que enrareció el ambiente, pues hasta los más miopes pudieron ver que Nano había arrancando desde su campo. ¿Qué revisaron? No lo pudieron anular.

A partir de ahí, los cinco minutos de prolongación que había dado el árbitro Muñiz los convirtió en más de siete por culpa del VAR. Y sucedió lo inimaginable. Primero el Mirandés redujo distancias, tras un disparo lejanísimo, que Guridi remachó después de una estirada cantarina de Cifuentes. Aún así, parecía que el 3-2 sería un mal menor. Hasta que pasado el minuto 96 (o sea un minuto y medio más de lo previsto en principio) llegó una falta absurda aunque lejana, en la que el portero Cifuentes no salió, Iza se despistó, y Odei marcó a placer. El Cádiz regaló dos puntos. Algo impropio de un equipo que es líder todavía.

José Joaquín León