HOY es lunes 18 de mayo. En condiciones normales, el pasado fin de semana se hubiera disputado la jornada 41, con el Girona-Cádiz. Sólo quedaría por jugar la última jornada, con el Cádiz-Albacete, el próximo fin de semana. A estas alturas, el Cádiz ya podría haber conseguido el ascenso a Primera División, o la consolación de las eliminatorias de ascenso. Pensar que ni lo uno ni lo otro sería trágico, así que mejor no ponerse en lo peor. Sobre todo porque es una suposición ficticia. La realidad es que faltan 11 jornadas para acabar (¿y las dos eliminatorias de ascenso?) y que no se sabe cuándo volverá la competición.

Los clubes de Primera y Segunda han empezado a entrenar. Recordemos que Madrid y Barcelona siguen en la fase cero (aunque hoy pueden abrir las tiendas), por su alto riesgo de contagios. Recordemos que en la comunidad de Madrid hay cuatro equipos de Primera y tres de Segunda, mientras en Cataluña hay dos de Primera y uno de Segunda. A esas provincias, en teoría, no se puede viajar, excepto para casos de fuerza mayor.

Sin normalidad, sería raro que permitan desplazamientos, concentraciones en hoteles de más de 10 personas y partidos de fútbol, aunque sean a puerta cerrada, pero con televisión por medio, que también obliga a desplazar a algunas criaturas, de un lado de España a otro. Aún así, la LFP confía en reanudar la competición “a mitad o a final de junio”, según hemos leído en la prensa. En teoría, la desescalada en este país, si no hay repuntes, debería terminar a finales de junio. Por otra parte, los vuelos nacionales siguen restringidos en los aeropuertos, excepto en los casos de fuerza mayor. Y hay cuarentenas para vuelos extranjeros (hasta el 15 de junio).

Pongo esos condicionantes para que entendamos que reanudar la Liga sigue siendo difícil. Y terminar la competición completa a finales de julio será muy difícil. En Segunda quedan por disputar 11 partidos, más dos eliminatorias de ascenso a doble vuelta. Excepto que cambien las reglas de la competición, para que asciendan directamente los tres primeros. Así se ahorrarían cuatro partidos, pero habría más riesgos de tongos.

El calendario que resta aún por disputar se había previsto para dos meses y medio. Ahora pretenden que se juegue en un mes y medio. Una competición intensiva, con unos futbolistas que han perdido la forma. Cualquier preparador físico sabe que es una bomba: aumentarán las lesiones y puede llevar a esfuerzos físicos exagerados en meses de mucho calor, y sin apenas descansar. Un dato: en los seis primeros partidos de la Bundesliga, reanudada en el fin de semana, hubo ocho lesionados.

Dirán que con los cinco cambios se puede dosificar a la plantilla, pero es negativo para muchos entrenadores, entre ellos Álvaro Cervera. Suele tener a sus fijos e intocables, y sólo los toca cuando cometen fallos que cuestan puntos.

Seguimos con las hipótesis, para concluir en lo de siempre: plantean un calendario que necesariamente será intensivo y loco. Directivos, entrenadores y futbolistas se lo han tragado porque hay mucho dinero en juego. Aunque Fernando Simón sigue diciendo que la salud es lo primero. Ya se verá.

José Joaquín León