HOY entra Cádiz en la fase 3, como toda Andalucía, y esta semana vuelve la Liga en Primera y Segunda. En teoría, es una aproximación a la normalidad. Sin embargo, hay una gran diferencia con respecto a la competición suspendida en marzo: sin público en los estadios. Ya he comentado, en otras ocasiones, que el coronavirus le debe mucho al fútbol. Estuvo en el origen de una parte de la pandemia. Por lo que el Consejo Superior de Deportes no se puede arriesgar. Es muy difícil que las aficiones vuelvan a los estadios antes de septiembre. Ya que tampoco van a permitir unas sí y otras no, en función del lugar. Esa medida perjudicaría a los clubes de Madrid y Barcelona, que hubieran sido los últimos en incorporarse. Sin público, el factor campo desaparece y beneficia a los visitantes. Así se ha visto en la Bundesliga alemana.

Pero, al perderse el público en Carranza, está por ver si el Cádiz sabrá adaptarse a las circunstancias. El próximo domingo recibirá al Rayo Vallecano a puerta cerrada. Primera prueba, ante un rival que será complicado, como todos los de Segunda. Tampoco tenemos ni la más remota idea de cómo le han sentado al Cádiz (y a los demás equipos) estos meses sin jugar partidos oficiales. Sin entrenamientos durante un periodo que rompió el ritmo normal para competir. Y sin partidos amistosos que faciliten la preparación.

Cuando fue suspendida la Liga, el Cádiz mostraba ya algunos síntomas de agotamiento. Empezaron los temores a un desplome, como en las dos últimas temporadas. En una competición como la Liga Smartbank, que consta de 42 partidos, los últimos 11 que restan equivalen a casi un cuarto del total. Pero con una anormalidad: este último cuarto se disputará en apenas un mes, con un ritmo frenético de partidos.

En teoría, al Cádiz le beneficiaba un parón. Era como pedir un tiempo muerto. Puede que la mortalidad haya llegado demasiado lejos, en todos los sentidos. El ritmo de competición se ha roto. Y la acumulación de partidos pendientes obligará a un esfuerzo excepcional. La preparación física y el acierto en las rotaciones pueden decidir los equipos que asciendan.

A todo eso, se añaden factores inesperados, como disputar partidos con algunos contratos vencidos. Puede generar problemas con algunos futbolistas, como se ha empezado a ver con Marcos Mauro. Además de la profesionalidad, habrá que ver la reacción del entrenador, Álvaro Cervera, y los riesgos que quiera asumir. Teniendo en cuenta que su renovación también originó otra polémica.

Tener las primas del ascenso ya fijadas es una decisión sensata de la directiva que preside Manuel Vizcaíno. Disputar los partidos con una negociación económica por medio hubiera sido un inconveniente añadido. Conseguir el ascenso es muy difícil. Hay rivales peligrosos al acecho (Zaragoza, Almería, Huesca, Girona y Elche, con los demás alejados a más de 10 puntos), con capacidad para adelantar al Cádiz, si no rinden al máximo nivel. A todos les pesan las mismas incógnitas sobre su estado de forma, y todos van a jugar sin público. No hay excusas comparativas. El Cádiz debe aprovechar que empieza como líder.

José Joaquín León