CON la muerte de Enrique Treviño, hemos perdido el último héroe de las Filipinas de aquellas radios gaditanas. Durante más de medio siglo fue la voz del Carnaval de Cádiz desde los micrófonos de Radio Juventud. Existió un Carnaval durante el franquismo; y fue el que retransmitió Enrique, que ponía su voz para que llegaran aquellas coplas, algunas censuradas y otras no hacía falta. Que no eran de unos pringaos, sino de autores como Paco Alba y Enrique Villegas, y de todo lo que vino después, con el niño Antoñito Martín, y con Pedro Romero, y con los Majara de El Puerto, y con Joaquín Quiñones, y hasta con Martínez Ares, al que también retransmitió Enrique Treviño en ese medio siglo, como a las chirigotas de Fletilla y a los coros del Quini y a los cuartetos del Peña, y a muchos de los que envejecen y todavía se consideran nuevos carnavaleros.
Aquella Radio Juventud de los Enriques (Treviño y Márquez) y de Evaristo Cantero y de muchos más competía con Radio Cádiz, en unos años en que todo era diferente. Fue el testimonio de una época, que no deberíamos desfigurar en sus sombras, pero tampoco en sus luces. Aquella radio era más importante que la de ahora, la oía todo el mundo. Cuando él empezó, no había televisión, ni española, ni andaluza, ni local. El concurso del Carnaval abarcaba toda la audiencia en la radio. Yo he escuchado también en el transistor aquellas recogidas del Nazareno, en las que aún le cantaban saetas desde la cárcel. Yo era un niño cuando lo oía, pero no he olvidado aquellas voces, como si flotaran por encima del tiempo.
Este Enrique Treviño, que ha fallecido a los 88 años, en los últimos de su vida pasó desapercibido. Se retiró del todo en 2005. Desde entonces era como si lo hubieran borrado, porque las nuevas generaciones no lo habían oído, y ya no sabían quién era ese hombre con el que a veces se cruzaban. No sabían nada de aquel maniguetero del paso de la Soledad, que también salió de capataz de Ecce Mater. Si oyeran su voz, ignorarían que habló para comentar las coplas de todas las figuras del Carnaval, en el último medio siglo XX y un poquito más.
La última entrevista se la hizo Emilio López. Fue como un desatino del destino. Hay un Cádiz que es inexplicable sin la voz de Enrique Treviño, de Enrique Márquez, de Aurelio de la Viesca, sin las fotos de Juman y sin el Diario de formato sábana. Y se podría citar a muchos más. No era el periodismo de los vencedores, porque al final siempre te derrota la vida, y porque ellos pusieron la voz, los ojos, la pluma y el alma.
José Joaquín León