QUEDA para la historia del Carnaval el éxito en el Liceo de Barcelona. Queda para el recuerdo que las comparsas de Antonio Martín y Antonio Martínez Ares, así como las chirigotas de Vera Luque y El Selu, fueron las primeras en cantar en ese teatro. Allá donde triunfaron Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. Allá donde han cantado en casa Montserrat Caballé y Josep Carreras. Allá donde ayer estrenaron una nueva producción de Rigoletto, de Verdi. Aunque no es lo mismo, naturalmente. Ni el público era el mismo tampoco. Pues allí no estaba la alta burguesía catalana, sino muchos emigrantes andaluces, que llenaron el teatro. También es verdad que en esa ciudad han pasado de Pasqual Maragall a Ada Colau.

Después del éxito en el Liceo de Barcelona se ha comprobado que el Gran Teatro Falla de Cádiz se puede trasladar simbólicamente a otros escenarios de fama mundial. En los últimos años, lo más taquillero que se organizaba era el festival titulado El Falla en Sevilla. Cuya edición de este año no ha tenido tanto eco. Se celebró los días 17 y 18 en el Auditorio del Palacio de Congresos de Fibes. Otros años programaron Carnaval en el Teatro Lope de Vega sevillano.

Por el contrario, después del éxito en el Liceo, después de que Antonio Martín se despidiera de la afición barcelonesa como si reviviera la gran noche de la final, están al alcance de la mano otros grandes hitos. Por ejemplo, llevar el Carnaval al Teatro Real de Madrid. Aunque el teatro se denomine Real, y en este ambiente predominen los republicanos. No hay que asustarse. En los tiempos de la alcaldesa Teófila ya se presentaba el Carnaval en Madrid. En algunas ocasiones fueron a un lugar denominado Conde Duque (un antiguo cuartel), sin que nadie se quejara. En Madrid también se presentó en el Teatro Monumental.

Continuar la expansión es un orgullo, como dice María Romay, la concejala de Fiestas. Más orgullosos aún podemos estar si se hace internacional. Esto es, si son capaces de llevar el Carnaval al Covent Garden de Londres, o La Scala de Milán. Grandes templos de la música, donde jamás ha cantado una chirigota. No conocen al Juan de la chirigota de El Selu. Ni han vibrado con las presentaciones de ‘Caleta’ o ‘Los hinchapelotas’. Eso necesitaría una pedagogía previa.

Pero, en fin, tampoco nadie pensaba que dos comparsas y dos chirigotas cantarían en el Liceo con el patio de butacas puesto en pie. Se ha visto que el Carnaval de Cádiz es un tesoro exportable. Aunque eso ya se sabía desde los Beatles de Enrique Villegas.

José Joaquín León