ES un tema recurrente que ya he tratado en otras cuaresmas, pero que vuelve a la actualidad tras el Cabildo de Toma de Horas para la Semana Santa gaditana de 2017. Uno de los principales problemas que tienen a veces nuestras cofradías es que copian a Sevilla, sin saber lo que hacen. No me refiero al mundo de la carga (que es materia aparte, por su peculiaridad), sino a las costumbres. Vinculado a lo anterior, está la deficiente formación de algunos dirigentes cofrades, y no digamos de una parte del público, que no tiene ni idea. No se puede copiar todo, en una realidad social que es diferente.

Para empezar, una cofradía de Sevilla del tipo medio/bajo suele tener en torno a 2.000 hermanos. En casi todas, incluyen la papeleta de sitio en la cuota anual, por lo que disponen de unos ingresos muy superiores. Además, los ingresos por la carrera oficial son considerablemente más altos.

Allí tampoco es todo perfecto, ni mucho menos, pero los dirigentes tienen claras algunas cuestiones básicas: por ejemplo, a nadie se le ocurriría amenazar con suspender la estación de penitencia porque no le gustan los horarios. En un cabildo de hermanos, ese hermano mayor duraría medio minuto. Si es que llega al cabildo. La estación de penitencia es lo esencial, el fundamento de una cofradía. Mientras que el horario depende. El Gran Poder, en otros tiempos, salía a las dos de la madrugada. Dos campanadas en San Lorenzo. Ahora sale a la una, con más de 2.000 nazarenos. Y la obligaron a cambiar el itinerario de vuelta. Y es el Gran Poder, que puede mucho.

En Cádiz es llamativo que se copie el Cabildo de Toma de Horas, sin saber lo que se está copiando. En Sevilla tuvo lugar ayer en la Capilla Real de la Catedral. Aprobaron los horarios e itinerarios de la Semana Santa. Ya se conocían, pero no son válidos hasta que se firman en esa reunión. Y lo que se aprueba no se toca, excepto emergencias. En Cádiz han dejado dos casillas en blanco.

Como decía el pregonero, Juan Mera, a Pablo Durio en la entrevista publicada ayer, “Cádiz no se conciencia de la grandeza que tiene la Semana Santa que saca a la calle”. Es una de las mejores de Andalucía. Pero hay complejos y copias innecesarias. Con el afecto que le tengo a Juan, creo que él se ha equivocado con la costumbre sevillana de la invitación del pregonero. Porque si no acuden ni el obispo ni el alcalde, carece de sentido. Y si van también, porque aquí no se ha hecho nunca. Al revés, el pregonero es invitado a varios almuerzos y cenas.

Pero esto es anecdótico. Lo grave es que se juegue con la Madrugada de la Semana Santa de Cádiz, como están jugando.

José Joaquín León