PUES sí, hoy viene el Levante… a Carranza. Pero la realidad es que el levante ya había venido antes, esta semana, como tantas otras. El jueves se registraron en Cádiz capital y en otros lugares de la provincia rachas de más de 100 kilómetros/hora. En otras latitudes eso es un huracán, y le ponen nombres propios, como Pablo, Teresa, Susana, Mariano y otros así, nunca se sabe por qué, ni quien los bautiza. A los temporales de levante que hemos sufrido en Cádiz nadie los cristiana, y no los llamamos el huracán  Kichi, la tormenta tropical Teo, el ciclón Fran, el tornado Martín, ni nada de eso. Aquí el levante es como de la familia. Aquí el levante es como algunos comparsistas, que se retiran un tiempo, pero siempre vuelven.

Ni Antonio de María, el de Horeca, ni los responsables de la industria turística han evaluado la incidencia negativa del levante en el PIB de nuestra provincia. Porque si un turista viene al Novo Sancti Petri o Atlanterra o Conil, y lo paga bien pagado, y le sacude la levantera, se irá maldiciendo y a ver si vuelve. Por no recordar que los catamaranes entre Cádiz y Rota o El Puerto se quedan sin salir varios días al año. ¿Y el Estrecho de Gibraltar? Para ir a Ceuta, la otra parte de la diócesis, no es tan sencillo, y hay que encomendarse a la Virgen de África.

¿Por qué viene tanto el levante en los últimos meses? El Levante va el primero en la Liga 1/2/3 y tiene más de tres cuartos del ascenso en el zurrón. Es el año del Levante, que se pasea. Pero es también el año del levante, que rara es la semana que nos deja en paz. Llegó el Domingo de Ramos, todo el año esperando, y allí estaba el levante para la histórica salida de la Borriquita en San José. Algunos querían ubicar la carrera oficial en San Juan de Dios y en Canalejas, sería para que las sillas y los palcos vuelen mejor. Señoras y señores, esto no es como Sevilla, donde los nazarenos andan con los cirios encendidos. Este viento es gadita genuino, talibán total, y lo mismo hace sonar las horquillas que las persianas, o los cristales de los cierros. No se está quieto, es como un chiquillo travieso. Así apareció en la Caleta un gachó que se durmió en Marbella.

Venga alertas naranjas y amarillas, venga el 112 con sabios consejos, del tipo “aseguren las macetas” y “no dejen abiertas las ventanas”. Hasta ahí llegamos para los casos de catástrofe. Pero es más discutible lo que dicen algunos enemigos del alcalde: desde que está José María González hace más levante en Cádiz. No es eso, no es eso. Tampoco influye tanto. O será que la gente se fija más, porque todo está en el aire.

José Joaquín León