EN los últimos tiempos apenas se presta atención al doctor Fernando Simón y a sus ocurrencias. Lejanos parecen los días en que ejercía como Oráculo de Delfos, digo de Pedro Sánchez. Así les fue a los dos, dicen algunos; pero le fue peor a España, lo único importante, según Aznar. Este Aznar es el que defendió bravamente el islote de Perejil, en 2002, en otro rifirrafe con Marruecos. ¿Lo recuerdan? Volviendo a Simón, recuerden que no lo han destituido aún, ni se ha ido a su casa, sólo a ratos se distrae y practica surf en las playas alentejanas del Portugal profundo. Simón continúa en su cargo de director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Y pronuncia conferencias. Y ofrece ruedas de prensa, aunque con menos prensa.

En una ponencia que presentó en Ciudad Real aventuró una profecía de alto riesgo. Señoras y señores, peligran el Carnaval y la Semana Santa del año que viene, lo advierto, incluso el Corpus y los Juanillos. Puede que casi todo vuelva a estar en peligro después del verano. El doctor Simón profetizó el fin del coronavirus: a final de 2022. Concretamente, dijo: “A lo mejor a final del año que viene podemos decir que no haya coronavirus”. No obstante, volviendo a su línea más pinturera de decir lo uno y lo contrario al mismo tiempo, agregó: “Probablemente seguirá entre nosotros, pero hay opciones de que no pase así”.

También se refirió a las mascarillas, uno de sus temas preferidos. Entre otras cuestiones, dijo algo que no es cierto: “Dejó de haber mascarillas porque todas las del mundo se fabricaban en China”. Y añadió que el Gobierno chino bloqueó las exportaciones hasta finales de marzo de 2020, como represalia porque la OMS quería investigar el origen de la pandemia en Wuhan. Sin embargo, en enero y febrero de 2020 había mascarillas en España y se podían comprar hasta por Internet. Ya en marzo, fue la OMS, y fueron Pedro Sánchez y Fernando Simón, quienes dijeron en público que no eran necesarias y que bastaba con lavarse las manos (como Pilato), lo que contribuyó al auge de la pandemia y a multiplicar los contagios, con miles de muertos.

En la rueda de prensa del pasado lunes, el doctor Simón insinuó que las mascarillas dejarán de ser obligatorias en exteriores “en no muchos días”. El alcalde de Chipiona ya se lo había tomado al pie de la letra, en sus bailecitos de Manolo Escobar, como se ha visto. Y eso es lo malo: la gente se lo toma todo, glu, glu, glu, según lo interpreta, y que viva España. Para colmo, seguimos padeciendo al surfero Simón en la cresta de las olas. ¿Contra este doctor no hay vacunas?

José Joaquín León