DESDE la mitad del siglo pasado, puede que desde los tiempos más prehistóricos de la memoria histórica, se viene diciendo que en Cádiz no hay sitio para nada. A la misma vez se viene diciendo que Cádiz se está quedando despoblada. Sin embargo, todavía hay gaditanos y forasteros que viven en Cádiz, ciudad muy solicitada para segundas residencias, o incluso terceras. Y en Cádiz hay lugar para todo, si ustedes se fijan bien. Hay sitio hasta para abrir comercios en la calle Columela, o para hoteles y facultades en Valcárcel. ¿Y el solar donde iban construir la Ciudad de la Justicia? ¿Y el solar de Puntales para el hospital de la Junta? ¿Y los depósitos de Tabacos, donde van cambiando el uso sin hacer nada. ¿Y el suelo de la Zona Franca, donde abren supermercados Carmela, por abrir algo que no sea una gasolinera?

Pero en Cádiz no hay sitio para nada desde el siglo pasado, o desde los fenicios. En los 60, se les ocurrió rellenar una parte del polígono de los Corrales para convertirlo en la barriada de la Paz, y ya puestos quisieron rellenar lo que hiciera falta y construir el Cádiz Tres, en el istmo de San Fernando. También hubo intentos fallidos para construir rascacielos en Cádiz, que en tal caso no hubiera sido como La Habana, sino como Hong Kong. Si Cádiz estuviera en Asia la habrían llenado de rascacielos, pero Cádiz está como perdida, y ya no es puerta de América y de África, sino la puerta de atrás.

Como no hay suelo para nada, se les ha ocurrido volver a los mejores tiempos del ladrillo, y construir, construir y volver a construir. ¿Y no sería mejor reconstruir? Medio Cádiz se está cayendo de viejo. Por otra parte, no se venden todos los pisos usados que salen al mercado. Sólo se busca el negocio sencillo: construir para dar el pelotazo, no para las necesidades, ni mucho menos para el urbanismo de un Cádiz que cada vez se parece menos a Cádiz. Y que destroza barrios históricos, como el de San José, ante la general indiferencia, como ha ocurrido en la calle San Bartolomé.

Y en esas aparece Manolo Vizcaíno diciendo que no hay suelo en Cádiz para el estadio Carranza que le quiere construir al Cádiz CF, ya que así le podría poner el nombre que le diera la gana. El del Sevilla FC se llama Ramón Sánchez Pizjuán. Ese estadio fue construido por el presidente que sucedió a Pizjuán, que fue Ramón de Carranza Gómez-Pablos, nacido en Cádiz, y hermano del alcalde José León.

¿Y no sería mejor comprar el Nuevo Mirandilla de Kichi, como estadio de segunda mano y rehacerlo? Lo siento, picha, pero no todo el mundo puede ser promotor inmobiliario.

José Joaquín León