NO hay razones sanitarias para trasladar el Carnaval a mayo y junio. Tampoco es inevitable, pues PP, PSOE y Ciudadanos tienen mayoría en el Ayuntamiento con opciones para evitarlo. Y un boicot de las agrupaciones punteras se cargaría el concurso en mayo y pondría las cosas en su sitio. Es decir, que pueden dar marcha atrás. Lo peor no es sólo que impongan esas barbaridades, sino que mientan. No es una decisión adoptada por la evolución de la pandemia. No es imposible dar marcha atrás. La cuestión de fondo es: ¿te lo vas a tragar? Ahí es donde necesitan la complicidad de los cobardes. Un ejemplo de dignidad y de ética ha sido el de Antonio Martínez Ares. Ha puesto voz a lo que otros piensan, pero callan.

Antonio Martínez Ares estuvo en la plaza de San Juan de Dios aquel 13 de junio de 2015, cuando Kichi, fue elegido alcalde de Cádiz. Terminaban así los 20 años de Teófila Martínez en la Alcaldía. Fue criticado Martínez Ares por acudir allí, pero cada cual tiene sus ideas y era legítimo       celebrar aquel cambio. Por eso, es más valioso que haya alzado su voz para mostrarse rotundamente en contra de un Carnaval que no se celebre en Carnaval. Lo piensan la mayoría de los gaditanos y los carnavaleros. Pero hay que ser valiente y digno para decirlo.

No ha sido Martínez Ares el único en afirmar que estaba en contra de esa decisión. El presidente de los Autores, Miguel Villanueva, también lo dijo. Y El Sheriff, Luis Rivero y Julito Pardo, entre otros carnavaleros, o autores retirados como Joaquín Quiñones. Que lo diga Cossi, autor de cuartetos y concejal del PP, resulta menos noticioso. Que lo diga Martínez Ares es más morboso. Por su pasado, por su presente y por su futuro en el Carnaval de Cádiz. Y porque este no es un problema de fachas ni de fechas, sino que es un disparate y punto.

Las razones sanitarias a las que aludieron Kichi y Lola Cazalilla nadie sabe si se las han consultado al doctor don Simón o al doctor don Nicanor. Ningún científico puede asegurar que en mayo o junio estaremos mejor que en febrero. Las consecuencias colaterales, como la coincidencia con el Corpus, lo hacen más grotesco. El Corpus es incompatible con un Domingo de Piñata, necesita otro ambiente. Pero eso no se debería discutir ahora, es un supuesto absurdo e imposible. Ahora hay que conseguir que el concurso se celebre en enero y el Carnaval en febrero, en sus fechas normales, como en Andalucía, España y la Humanidad. Fuera de Cádiz se están cachondeando de este cambio. Y si no se puede celebrar, pues mala suerte, pero con dignidad, sin volver a las Fiestas Típicas.

José Joaquín León