LA carpa se ha perdido y nadie sabe cómo ha sido. Bueno, sí, la concejala de Fiestas, Lola Cazalilla, le ha echado las culpas a los vecinos del barrio de Santa María, por quejarse del emplazamiento de la carpa en la Cuesta de las Calesas; y a la oposición municipal, que se opone a todo, y protesta por todo lo que se les ocurre a los anticapitalistas. La carpa, por lo visto (o por lo no visto), también iba a ser anticapitalista, y a dotar de jolgorio a las noches gaditanas de junio, que no son como las de febrero, cuando todos los vecinos duermen con las ventanas cerradas. La carpa de las Fiestas Típicas Gaditanas de mayo y junio se ha quedado desierta. Y los empresarios del jolgorio están de ferias por la provincia, y han dejado solos a los anticapitalistas, y no se han presentado a la licitación.

Lo mejor de todo es que nos hemos enterado de que la carpa iba a ser “un motor económico” para la ciudad, y que es lamentable la pérdida que supone “en términos de empleo”. Eso es lo que dijo Lola Cazalilla, en nombre del equipo de gobierno. Lo dijo el día que se creyó que era Yolanda Díaz, o alguien parecida. ¿Qué opinan los sindicatos sobre el trabajo que generaría la carpa y que se ha perdido? Sólo faltaría que organicen una manifestación. Y yo les digo mi verdad, pero puestos así, con el motor económico en marcha, podrían haber colocado la carpa en los terrenos de Delphi, con permiso del Cádiz CF y de la Autoridad Portuaria. Siempre y cuando no protestaran los vecinos del Río San Pedro.

Cádiz es chiquetito. No hay sitio para la carpa. Los vecinos, además, son pejigueras, y se quejan por todo. Cuando hay algo que molesta siempre se tiene la tentación de enviarlo a la Punta de San Felipe, lugar de buenas levanteras. Pero ahora resulta que perturbaría la capacidad académica de los alumnos del IES Cornelio Balbo. Como si las clases del instituto las dieran en el turno de madrugada. Si acaso los perturbarían al amanecer, a la hora en que la gente se come los churros en la Plaza mientras esperan el veredicto del jurado.

Para otro año les brindo una ocurrencia: ¿por qué no ponen la carpa en medio de la bahía? Sería una carpa flotante. En un islote artificial, o algo así. Se podría llegar en catamaranes, vaporcitos, barquitas caleteras, a nado, o guiados por hombres (y mujeres) ranas. Sería el no va más. Y, como en el faro de las Puercas no hay vecinos, eso que se ganaría. A la carpa hay que buscarle un sitio sin vecinos mojigatos, que estropean las licitaciones.

Ahora deberán crear empleo, pero sin la carpa. Menos mal que van a vender la tribuna del Estadio. O eso dicen.

José Joaquín León