LA gente romántica no asume que los clubes de fútbol son sociedades anónimas deportivas. Por consiguiente, son empresas. Esa gente cree, en su simpleza utópica, que ponen y quitan los presidentes. No entienden que para eso deberían adquirir las acciones de las empresas. Al fútbol no acuden como socios, sino como abonados. Con mucha pasión y amor a los colores, eso sí, pero sólo las mayorías accionariales toman las decisiones. Los clubes se manejan por los principios del capital. Aunque con una diferencia importante: el capitalismo no depende de que el balón entre en una portería y el fútbol sí. El Cádiz CF ha comprado los terrenos de Delphi. Su vicepresidente, Rafael Contreras, lo ha definido como la primera empresa de la provincia. Pero el club está haciendo el ridículo en Primera División y batiendo récords de mantadas.

Me centraré en la empresa, pues lo otro huele fatal. El caso de los terrenos de Delphi es como el del hotel del estadio. Durante muchos años no los quería nadie. Y ahora hay un conflicto por conseguirlos y amenazan con llevarlo a los tribunales. Lo normal es que no se haga nada, como siempre. ¿Por qué se pelean el Cádiz y la Autoridad Portuaria por unos terrenos de Delphi que estaban abandonados? Según dijo Rafael Contreras, este verano, en la Fundación Cajasol, el Cádiz genera un impacto de 36 millones de euros en el entorno.

¿Qué entorno? Pues no sólo los bares de La Laguna y los hoteles en que se alojan los equipos visitantes. Dicen que el Cádiz CF, cuando llegó Manuel Vizcaíno a la presidencia, tenía 56 empleados, y que ahora cuenta con 245 trabajadores. Entre ellos, no sólo hay amigos de Vizcaíno. Por ejemplo, Conan Ledesma es un trabajador del Cádiz y el Pacha Espino también. Son emigrantes, que han venido a la Bahía, gracias al club. Sin embargo, no ha venido un delantero top, ni nadie parecido, y se están dando el topetazo. Cero goles, cero puntos, cero patatero…

En los terrenos de Delphi, el Cádiz quiere crear una Ciudad del Deporte. Y una facultad de Ciencias del Deporte, o algo así. Con  la trifulca que se ha montado para trasladar Ciencias de la Educación a Valcárcel, la UCA todavía no se ha pronunciado sobre la facultad de Ciencias del Deporte en los terrenos de Delphi. Aquí hay broncas por todo, hasta para salvar a un hombre que sufre un infarto en el estadio.

Quizá si el club va el último, y hace el ridículo, no es por casualidad. Quizá no había que empezar los terrenos por el tejado, sino construir antes un club de Primera División. Es mejor acertar que pedir perdón. También en las empresas.

José Joaquín León