LA subida de la luz para los usuarios de Eléctrica de Cádiz es un escándalo. Me parece normal que el equipo municipal de Gobierno intente excusarse para no perder clientes, pero no se puede silenciar la responsabilidad social que tienen en este asunto. Es una subida que se añade a la sufrida por los españoles, pero que se ha agravado más por la incompetencia de quienes han dirigido Eléctrica de Cádiz en los últimos meses. Las empresas públicas, semipúblicas y privadas necesitan buenos dirigentes, personas cualificadas. Porque, cuando adoptan decisiones equivocadas, cuesta dinero a la empresa y, en algunos casos, como este, a sus clientes. Al ser semipública, la ruina de esta empresa es más pública que privada.

Para entender lo que está sucediendo, lo mejor es consultar el recibo de la luz. Pueden decir que los precios de la electricidad han subido por culpa del capitalismo internacional, la guerra de Ucrania y el conflicto del gas (que ha sido la principal fuente de producción eléctrica en los últimos meses), y por todas las excusas que quieran poner, pero eso alcanza a una parte de la factura. La subida feroz de los recibos se debe a otros factores, como la indexación, por no cobrarla en su momento, y resistirse hasta marzo, cuando la compañía ya sufría unas pérdidas inasumibles. Ese fue el resultado de una decisión equivocada. El concejal José Ramón Páez y la asesora y consejera Alba del Campo eran los responsables de la compañía. Quizás el problema se debió a que no había personas con la cualificación necesaria para adoptar decisiones coherentes. Se equivocaron, por ser populistas, aunque les estaban advirtiendo.

También está la subida de los costes de comercialización. ¿Y qué decir del tope del gas? Se vendió la película de que era un éxito de Pedro Sánchez, que convenció a Bruselas de las singularidades ibéricas. Pero el tope lo están pagando los ciudadanos. Además del bono social, cuya actualización también se la pagan ustedes a quienes se benefician. Como se ve, el Gobierno social y el Ayuntamiento social, con su empresa semipública, se nutren del sufrido contribuyente, que paga más y más, mientras le cuentan que le van a rebajar las facturas.

El caso de Eléctrica de Cádiz es delicado, a medio plazo. Puede acabar privatizada, como en otras ciudades donde no hay eléctricas municipales. O costar al Ayuntamiento (o sea, a los gaditanos) un dinerito curioso, con las pérdidas y ampliaciones de capital. Como siempre, el populismo del falso progrerío se paga entre todos. Aunque ellos pregonan que sólo pagan los ricos.

José Joaquín León