PARA comprar algo es necesario que alguien lo venda. Es un principio elemental del comercio. No se puede comprar nada si alguien no lo vende. Ni se puede vender si alguien no lo compra. Esto lo recuerdo porque el caso de Enríquez Negreira lo están presentando como si el FC Barcelona hubiera comprado partidos y adulterado las competiciones, pero sin señalar a los vendedores. Y supongo que si compraron algo sería porque hubo árbitros que se vendieron. Y, si no se vendió ninguno, es imposible que alteraran el resultado de ningún partido por influencia arbitral. En conclusión: si hubo compraventa, con un intermediario llamado Enríquez Negreira, además del comprador habrá que decir quiénes son los árbitros vendedores, si los hubiere.

Este asunto se pone de moda justamente cuando el Cádiz CF está protestando por arbitrajes en los que le han escamoteado al menos cuatro puntos: dos ante el Elche y otros dos ante el Getafe, donde aparte de estar cumplido el tiempo exagerado no se revisó la jugada previa. Por supuesto, eso no significa que el árbitro Hernández Hernández estuviera vendido, ni que tenga alguna animadversión consciente contra Ledesma, al que el año pasado ya le pitó desde el VAR un penalti inexistente en Mallorca por el que se salvó ese equipo y el Cádiz estuvo a punto de descender a Segunda. Los árbitros son humanos y se equivocan. Eso se decía mucho antes del VAR. Y ahora vemos que algunos quizá sean inhumanos, porque se equivocan hasta con VAR.

Volviendo al caso de la supuesta compra y venta, con el intermediario Enríquez Negreira, hay que decir que el caso está capitaneado por los medios madrileños. Aunque el Real Madrid se mantuvo al margen al principio, ahora ya están en el afán de demostrar que al Barcelona le han regalado todos los títulos que ganó en los últimos años. Parece que nadie recuerda que también ganó la Champions en Europa, y que jugaba con un equipo formado por Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Alba; Xavi, Busquets, Iniesta; Messi, Luis Suárez y Neymar. Con algunos de ellos ganó España un Mundial y dos Eurocopas.

Pero, si le ayudaron los árbitros, será oportuno decir quiénes fueron los que lo hicieron. Con sus nombres y apellidos. Y con los partidos en los que alteraron el resultado. Y, si hay responsabilidad penal de un club, también la habrá de esos árbitros. No se puede utilizar el caso sólo para incendiar más la rivalidad Madrid-Barcelona. Deben demostrar quién se vendió, en qué partidos, y aclarar si el arbitraje español está corrupto o no.

José Joaquín León