EL anuncio del acuerdo para poner en marcha un proyecto de desarrollo en Las Aletas ha sido acogido con escepticismo por la gente de la Bahía. Es lo mismo que dijeron a principios del siglo XXI. En las hemerotecas se pueden consultar portadas del Diario e infinidad de reportajes con promesas no cumplidas. Josefina Cruz Villalón, en nombre de la Junta, fue una de las impulsoras de aquel proyecto, que se quedó en nada. Por eso, al difundir el proyecto denominado Lógica (y estando en los días de la Pascua Florida) es natural que recordemos a Santo Tomás, el apóstol de los incrédulos: “Si no lo veo, no lo creo”. En la Bahía hay poca fe con lo referido al desarrollo.

Se ha destacado que Lógica toma el relevo del consorcio de Las Aletas. El consejero de Presidencia de la Junta, Antonio Sanz, ha afirmado que será “la mayor plataforma logística del sur de Europa”. En su día, el proyecto para industrializar el polígono de Las Aletas fue algo así como la Doñana de la Bahía. Los ecologistas se opusieron. Los ecologistas, por lo común, se oponen a todos los proyectos, aunque algunos se mostraron condescendientes con el parque eólico marino que se cargaba el paisaje de la Caleta. En fin, hay aspectos del ecologismo que se manejan según las circunstancias. Las Aletas fue un buen ejemplo. De todos modos, la culpa de que no se hiciera nada útil en las Aletas no fue de los ecologistas, sino de quienes vendieron humo.

Desde la ZUR y la ZAE ha pasado mucho tiempo. Ha evolucionado el modelo del desarrollo. En la Bahía pervive un concepto marxista y decimonónico de la revolución industrial. Casi un siglo y medio después de la muerte de Marx (falleció en 1883), el proletariado industrial ha cambiado. Las empresas ya no contratan a tantos trabajadores como en otros siglos, cuando no existían los robots ni la inteligencia artificial. También hay que tener en cuenta que los mismos activistas que exigen construir más aviones en Airbus son los que dicen que contaminan, y que es mejor viajar a Madrid en tren, se tarde lo que se tarde. Vivimos en un mundo de contradicciones. Yolanda suma y Pablo resta, según los días.

La lógica nos dice que no se cumple nada en el desarrollo logístico en la Bahía. Pero se puede dar un voto de confianza. En este proyecto están todos unidos, desde la Junta de Juanma al Gobierno de Pedro, desde el Puerto de Teo a la Zona Franca de Fran, etcétera. No se puede dudar de las buenas intenciones. Ni de que a la hora de captar subvenciones europeas habrá unanimidad. Después ya se verá si el proyecto se hace realidad.

José Joaquín León