COMO siempre que matan a un policía o un guardia civil, en acto de servicio, son muy sentidas las lamentaciones. Y se dicen muchos tópicos, no sin razón. Pasados los días de luto oficial, por la muerte de dos guardias civiles en Barbate, es oportuno que no se olvide pronto lo ocurrido, y que pongan más remedios para evitarlo en el futuro. Pero ese problema social con el narcotráfico, que existe en Barbate y otros municipios de la provincia, no se soluciona sólo comprando embarcaciones más rápidas a los guardias civiles y aumentando el número de agentes, e incluso su armamento. Eso es necesario, pero no basta. Porque el viernes en Barbate algunos aplaudían mientras asesinaban a dos hombres.

En nuestra provincia, hay municipios que son conflictivos por la relación de una parte de sus vecinos con el tráfico de drogas. La Línea y Barbate suelen ser los más señalados, aunque no los únicos. En tierras fronterizas, el contrabando ha sido actividad frecuente desde tiempos inmemoriales. En la posguerra, había estraperlo de alimentos y tabaco. Es zona colindante con Gibraltar y Marruecos. Pero, en las últimas décadas, ha sido vinculado con el tráfico de hachís. Pues del norte de África no sólo llegan tomates y pateras con inmigrantes.

En esta provincia, según datos fiscales, en torno al 30% del dinero que se maneja puede proceder de actividades no controladas por el Fisco. Eso explica que en poblaciones con altas tasas de paro compren coches y motos de lujo. O que entren narcolanchas, que no sólo llegan a la provincia. Por centrarnos en Barbate, es famosa por el atún rojo de almadraba y la pesca en general. Pero, desgraciadamente, también por los busquimanos y otros vínculos con ese submundo.

Pedir la dimisión del ministro Grande-Marlaska es una ingenuidad. Ya se ha pedido cinco o seis veces por diversos motivos. Es un superviviente. Buena prueba del poco interés que existe en el Gobierno por este asunto es que han nombrado como subdelegada en Cádiz a Blanca Flores, una persona del mundo de la cultura, que es muy válida para otras cuestiones, pero que no tiene un perfil asociado a la seguridad ciudadana ni el mando policial.

El alcalde de la Línea (que gobernó en la Diputación con el PSOE y ahora con el PP) plantea la legalización del hachís. Como si la droga no hubiera arruinado a cientos de familias en la provincia. También crea ricos. Algunos traficantes han ido a la cárcel. Pero lo que hace más falta es una amplia regeneración moral. Así se ahorrarán lamentaciones y mucha hipocresía.

José Joaquín León