ARRANCÓ la Cuaresma, el Carnaval ya va de recogida. Cuando pase el Domingo de Piñata, llegará la hora del balance. Perjudicó el mal tiempo del primer fin de semana para las visitas turísticas. Y también volverá el eterno debate. ¿Hay en la ciudad un exceso de atención hacia lo carnavalesco? ¿O, por el contrario, en Cádiz se desperdicia el potencial de una fiesta de repercusión internacional, que aspira a ser patrimonio inmaterial de la Humanidad? ¿Debe la ciudad fomentar el Carnaval durante todo el año, con el museo y más actuaciones? Son preguntas que no tienen fácil respuesta. En última instancia, están sujetas a los gustos personales.

El Carnaval de Cádiz vivió un momento de esplendor a finales del siglo pasado, a partir de los años 80, con la democracia, y con el interés que despertó más allá de las fronteras locales. Singularmente, en Andalucía, gracias (no se olvide) a las retransmisiones de Canal Sur por radio y televisión. Los autores consagrados en coros, comparsas, chirigotas y cuartetos se convirtieron en artistas. Algunos, como El Yuyu, se apartaron del concurso, porque la fama les permitía dedicarse a otras actividades. Martínez Ares fue cantante, antes de regresar a las batallitas del Falla.

Es curioso que hayan criticado a Canal Sur por no retransmitir la preliminar del concurso por radio para toda Andalucía. Y que Adelante Izquierda Gaditana pidiera que el alcalde, Bruno García, se quejara oficialmente. Es sorprendente, porque destacados autores carnavalescos han dicho públicamente que la preliminar del concurso del Falla es un tostón. Si en Cádiz algunos carnavaleros piensan eso, ¿qué interés puede despertar en las personas no aficionadas de Almería o Jaén? Canal Sur ha retransmitido por televisión a partir de los cuartos.

Y eso nos lleva a que el Carnaval se debe buscar la vida, en los próximos años, para encontrar su lugar en el mundo. Pasado el factor sorpresa y el fulgor de aquellos felices 80 y 90, se ha instalado una cierta rutina. El Carnaval se reinventa todos los años, cambian los tipos, es novelero, y jalea los pelotazos. Y, ojo, necesita nuevas figuras. Sin desterrar ni echar a nadie.

Autores que serán recordados como figuras históricas, caso de Antonio Martín o Joaquín Quiñones, se retiraron con dignidad. Sin ellos, sin el fallecido Juan Carlos Aragón, y con los cansados que descansan, vemos que Antonio Martínez Ares gana con la punta del pito. No llegan nuevos ídolos que entusiasmen. Generar desafección al Carnaval es malo para Cádiz, es un riesgo que se está afrontando.

José Joaquín León