EL Diario de Jerez ha cumplido 40 años. Nació en 1984, cuando Felipe González ya era presidente del Gobierno. Fue el segundo periódico del Grupo Joly (el primero después de Diario de Cádiz, por lo que fue el que inició su expansión) y era una clara apuesta para tener tres cabeceras en esta provincia y atenderla mejor. Cuando yo entré en el Grupo Joly en 1998, el Diario de Cádiz era el hermano mayor (o el padre), el Diario de Jerez era el segundo hermano, como un jovencito con 14 años de vida, y Europa Sur era el benjamín que buscaba su lugar en el mundo campogibraltareño. Hoy Diario de Jerez ha entrado en la madurez plena.

Sigue el ejemplo de su hermano mayor de Cádiz, que nació en 1867, y ha cumplido más de un siglo y medio. El Diario de Cádiz ha cumplido más años que Matusalem, que tenía nombre de vino de González Byass. Se suele decir y cantar que 40 años no es nada. Pero Franz Kafka se murió a esa edad, y escribió un montón de libros y de cartas. En el Diario de Jerez también se ha escrito mucho en estos años, gracias al trabajo de sus esforzados directores, Manuel de la Peña, Rafael Navas (en dos etapas), David Fernández y Daniel Lamparero. Allí se forjaron grandes periodistas polivalientes (como decía un entrenador), que servían para todo, caso de Manolo Barea y Pedro Ingelmo, entre otros muchos. Y escribía Manolo Liaño y el todo Jerez.

Cuarenta años es el tiempo en que se deja de ser joven, guste o no. Es el tiempo de las segundas oportunidades y las segundas nupcias. No se sabe por qué, la gente a los 40 años se plantea la vida como si abrieran otra etapa, cuando en realidad sólo se trata de continuar para madurar con dignidad. En los diarios, 40 años es mucho, y en la mayoría de los casos no los cumplen. Y menos aún con la fortaleza de Diario de Jerez.

En estos años, ha cambiado Jerez. Ha tenido luces y sombras. Afrontó el mayor crecimiento de la provincia y la mayor ruina. Saltó a la fama con Pedro Pacheco, que hizo casi todo lo importante que hay ahora en Jerez, desde el circuito a los centros comerciales y la reurbanización. Después lo han pagado otros. Aunque Pacheco también lo pagó, se ensañaron, mientras algunos artistas se fueron de rositas bonitas. Pacheco soñó con un Xerez CD de Primera en Chapín, una ilusión que duró poco. El ascenso más memorable del Cádiz tuvo Chapín por escenario. Allí salió el Cádiz del pozo, pero después volvió. El Xerez hoy es dos, y está en las catacumbas.

Jerez sigue en busca del tiempo perdido y quiere un futuro mejor. Con esa ilusión nace todos los días su Diario.

José Joaquín León