SERÍA muy oportuno que el pleno municipal, con el visto bueno de la comisión del nomenclátor o lo que sea, apruebe la dedicatoria de una glorieta a las plataformas gaditanas. Ya han dedicado enclaves urbanos a los periodistas, la sanidad pública, la educación pública y otros colectivos. Pero echamos en falta una glorieta que premie la gran labor social de nuestras plataformas. Cádiz no tiene nada reconocido en el patrimonio de la Humanidad, pero debería ser nombrada capital de las plataformas. Hay más plataformas que librerías. Aportaría una temática para otro congreso internacional y la llegada de cientos de visitantes. Se podrían alojar en pisos turísticos, o en el hotel del Campo de las Balas. Según los posibles de los congresistas.
Aquí no se hace nada sin que se monte una plataforma en contra. Y no lo digo sólo por el hotel del Campo de las Balas. La culpa de esa plataforma la tiene el alcalde Bruno, por no haber vendido la parcela antes, cuando fue concejal de Turismo. Ya estaría construido el hotel, y sanseacabó. Así es como se acaban estas grandes polémicas plataformistas gaditanas. Se construye y punto final. ¿Se acuerdan del Tiempo Libre? Se construyó un hotel de cuatro estrellas y punto.
¿Y cuándo empezó Cádiz a ser la capital de las plataformas? Cuando Teófila era alcaldesa con 18 concejales. ¿Protestan? Que protesten. Así se distraen. En Cádiz había muchos parados. Ahora casi todos aquellos parados están jubilados, por lo que se aburren más todavía. No basta con llevar a los nietos a los colegios, o pasear el perro, o hacer los mandados. Es justo y necesario protestar por algo, así se acredita un cierto compromiso social.
Escribió el director del Diario, José Antonio Hidalgo, que estas plataformas no protestaban en los tiempos del anterior alcalde. Es lógico y natural. Kichi tuvo el Campo de las Balas desperdiciado durante ocho años, convertido en un aparcamiento tercermundista en uno de los lugares más privilegiados de Cádiz. Las plataformas estaban veraneando en sus cuarteles de invierno. Pero cuando ha llegado Bruno, que se conocía la historia del Campo de las Balas, han salido a protestar.
Es igual que lo del Mentidero para el tráfico. ¿Es necesario dar ese rodeo tan estúpido? ¿Cuántos atropellos hubo en el lugar? Ahora los niños están de vacaciones y los coches rodeando por rodear.
A las plataformas hay que premiarlas por su merecida importancia. Una glorieta, una fiesta gastronómica, un recital de Carnaval… Y a disfrutar, que son tres días.
José Joaquín León