SE puede considerar que ha sido un éxito de público, que es lo importante para la organización. Los recuerdos de nuestra historia, que prometió Bruno García al llegar a la Alcaldía, han comenzado por el principio, que es la Cádiz fenicia. En estos días de septiembre, Cádiz ha vuelto a ser Gadir. Y se ha conseguido algo infrecuente: que Cádiz aparezca en los telediarios nacionales por algo que no sea un suceso, la droga o el Carnaval. El espectáculo caletero de La Fura dels Baus ha llamado poderosamente la atención allende Cortadura. Y se ha destacado que tenía su toquecito carnavalesco, con la colaboración de afamados coristas.

También ha acudido mucho público al mercadillo fenicio, aunque la mayoría del pueblo soberano dice que no aportó nada nuevo a nuestra colección de mercadillos, como el andalusí, el de San Antonio y otros, en los que participan los mismos puestos con disfraces diferentes. Algunos quesos de esos mercadillos los conocemos ya, como si fueran de la familia. Y situar los quesos al lado de las fragancias deja peculiares aromas.

Es verdad que aquí todo se carnavaliza, o eso nos parece. El Gadir fenicio, ha tenido unos decorados callejeros peculiares. Con un toque fallero valenciano que se veía de lejos. Aunque estas divinidades efímeras más se parecían al dios Momo y la bruja Piti que a Melkart y Astarté. Porque aquí todo se transforma al estilo local, que es más gadita que fenicio. En cuanto a que un valenciano no pueda ser contratado en Cádiz, eso es xenofobia. ¿Al revés sí se puede?

El gaditano se está perdiendo, cada año quedan menos, pero el fenicio se perdió del todo. Esa desgracia nos puede servir de aviso: los pueblos no son eternos. Es una cultura que nos dejó el primer alfabeto. Se mitifica una literatura fenicia que nadie ha leído. Posteriores civilizaciones, como las de los griegos y los romanos, han sido más elogiadas, porque nos dejaron un mayor impacto cultural.

El Cádiz de aquellos tiempos fenicios nos recuerda a las novelas de Jesús Maeso de la Torre, o a las investigaciones de Francisco Ponce Cordones. También a los yacimientos arqueológicos. Se le debería dar más fama al Museo de Cádiz, cuya colección fenicia es de altísimo nivel. Pero ni siquiera los sarcófagos antropomorfos aparecen entre los principales alicientes turísticos de la ciudad. El Gadir fenicio es festejado en Cádiz; pero, desgraciadamente, es poco conocido más allá de Sancti Petri.

Por lo demás, está bien que Cádiz evoque su pasado (sin duda glorioso), pero sería aún mejor que afronte su futuro con amplitud de miras.

José Joaquín León