ES una vergüenza para Cádiz lo que está sucediendo en el Castillo de San Sebastián. Es una vergüenza el silencio que guardan las asociaciones y entidades culturales y patrimoniales, los arquitectos incluso progresistas, las instituciones, todos los que protestan por asuntos menores. El Castillo de San Sebastián, en condiciones normales (es decir, no anormales), debería ser Patrimonio Mundial de la Humanidad. Aunque la Unesco no lo tenga en su lista, es uno de los monumentos icónicos de Cádiz; y está en la línea de visión paisajística de la Caleta. Junto al otro castillo, el de Santa Catalina, completa un testimonio extraordinario de lo que fue el Cádiz de las fortificaciones construidas tras el asalto anglo-holandés de 1596.

Ahora se ha sabido que Costas, a petición del Ayuntamiento, prohíbe el tráfico de vehículos pesados por el Paseo Fernando Quiñones, que es el único acceso existente. El tráfico pesado se debería prohibir para siempre; y el de vehículos ligeros, que está restringido, permitirse sólo en casos muy especiales. La medida se adopta por el mal estado del paseo, que necesita obras urgentes. Por cierto que se construyó en 1860. Hasta el siglo XIX sólo se accedía por mar.

Pero no sólo peligra el paseo. Decir que   la prohibición del tráfico puede afectar a las exposiciones y conciertos es una simpleza, porque ya no hay actividades. El interior del Castillo de San Sebastián fue parcialmente rehabilitado para el Bicentenario. En 2012 acogió exposiciones en las casamatas, tras una importante obra arquitectónica. Actualmente están sin uso por el abandono municipal. Este verano tampoco organizaron los Conciertos de la Libertad, que desde 2008 se hacían en la Avanzada de Santa Isabel, con la participación de artistas de relieve. Tampoco se sabe nada de lo que estaba pendiente, como la restauración de la antigua capilla y las casamatas que aún faltan. Menos mal que funciona el faro. Y que la Universidad mantiene el Labimar (en el antefoso de entrada), donde el profesor Juan José Vergara ha realizado una gran labor.

Todo lo del Castillo de San Sebastián debe tener un tratamiento especial. Pero me temo que es un lugar que no le gusta al equipo de gobierno de Unidos Podemos. Algunos incluso lo han vinculado con la memoria histórica, por su pasado militar. Es otra analfabetada. La historia del islote arranca de tiempos protohistóricos y romanos.

Ahora el asedio del olvido, la ignorancia y el abandono es el verdadero peligro. El Castillo de San Sebastián se perderá para Cádiz si no se evita a tiempo.

José Joaquín León