A los disparates del Gobierno de Pedro Sánchez se debe añadir que le ha dado la puntilla a la Justicia. También es cierto que algunos jueces han contribuido con mucho gusto. Ha quedado la idea de que los jueces son como los árbitros y que las leyes son como el VAR. En la práctica, hay criterios varios. Aunque, en teoría, están para que se apliquen y punto. Entonces la gente piensa que sufrimos un caos jurídico. Este país era católico y ahora es caótico, la reserva espiritual del caos. Así se ha llegado a la actual situación: en Baleares y la Comunidad Valenciana permiten toque de queda, público en los estadios para La Liga y tienen presidentes autonómicos del PSOE. En Andalucía, no hay nada de eso; pero es la única autonomía donde permiten que el ocio nocturno abra hasta las dos de la madrugada.

Es difícil explicarlo a los chicos que montan fiestas al gusto. La culpa del caos no es sólo de ellos, también de los políticos y de los jueces, que adoptan medidas distintas según dónde. Las leyes y los penaltis deben ser iguales para todos. Y tampoco debe importar si el juez o el árbitro es conservador o progresista, simpatizante del PP o del PSOE, de Vox o de Podemos, del Real Madrid o del Barcelona. Son divisiones que no deberían influir. Pero pasa igual que con los fueras de juego, que dependen del trazado de la raya. No es igual si sale derecha o un poco más torcida. Y la gente pregunta: “Oiga usted, ¿no le parece que esa raya es como la torre inclinada de Pisa?”.

El escritor Camilo José Cela, condenado al semi olvido tras su muerte por escribir textos políticamente incorrectos y grandes borderíos hoy impublicables, puso fatal a un juez en su novela El asesinato del perdedor (1994) y lo generalizó en algún párrafo: “Los jueces dictan las sentencias cuando quieren, la verdad es que no son demasiado trabajadores, se toman las cosas con calma, no van a la oficina por la tarde, tienen unas vacaciones muy largas, el de juez es un buen oficio, cómodo, considerado, respetado, incluso temido… “. Y sigue así. Es satírico, claro. Pero lo que estamos viendo no contribuye a la buena imagen de los jueces.

A Pedro Pacheco se le atribuye la equiparación de la Justicia con el cachondeo. Pacheco estuvo en la cárcel por lo mismo que otros no han ido. A Pacheco le perjudicó el VAR, si se compara con otros que metieron la mano. Lo de ahora, con la pandemia, es muy fuerte, y no se entiende, y se le hace un pésimo servicio a la Justicia, y así va el país, con un artículo del ministro que tres horas después se arrepiente. Suma y sigue…

José Joaquín León