ESTAMOS en la semana del puente de agosto, como dicen en televisión. El puente de la Virgen de agosto, como precisan otros. Puente por delante y por detrás del día 15, cuando se conmemora la Asunción de la Virgen a los cielos. Un milagro maravilloso. Muchas ciudades celebran fiestas patronales y no patronales, herencia de la fe cristiana y de la devoción mariana que marca el calendario. La fecha ha llegado tras la aún reciente celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, presidida por el Papa Francisco, a la que viajaron miles de jóvenes andaluces y del resto de España y la Humanidad. Peregrinos en pos de un testimonio de fe.

Y si es difícil tener fe, todavía más complejo es creer en los milagros. Aunque, en estos tiempos confusos, hasta esperan milagros laicos. Por ejemplo, en el PP y en el PSOE creen que 2 y 2 les van a sumar 5 en el Congreso de los Diputados. Por supuesto, los milagros de verdad son raros, pues dejarían de serlo si ocurrieran continuamente. En las JMJ de Portugal ha llamado la atención el supuesto milagro que le ocurrió a una joven de Madrid. Se llama Jimena y tiene 16 años. Estaba ciega y recuperó la vista tras comulgar en Fátima, según ha declarado.

El cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, la llamó y se interesó por su caso ¿Es un milagro o no? No lo sabemos. Tampoco sabemos si fue un milagro que la gruta de la Virgen de Lourdes, que está en el parque de las Canteras de Puerto Real, se quedara intacta en el incendio que se declaró ese mismo día 6 de agosto, y que arrasó más de 80 hectáreas en el parque. A veces estas cosas suceden. Y también suceden otros pequeños milagros cotidianos. Es la fe de la puerta del lado. La fe es una experiencia que se manifiesta en la vida de cada persona. ¿Qué sabe nadie por qué sucede así y no de otro modo?

Peregrinos fueron a Lisboa para la JMJ. Peregrinos fueron en la madrugada de ayer hacia la Catedral de Sevilla, desde los pueblos del Aljarafe, para el rito de la Virgen de los Reyes, en el amanecer del 15 de agosto. Hay que tener fe para peregrinar por caminos oscuros en una madrugada de verano. Para interrumpir vacaciones en las playas o aplazarlas. Para aguardar, a las claras del día, una procesión de la Virgen que pasa como un suspiro entre silencios. O para rezar en una novena en la Catedral de Sevilla, cuando los termómetros marcan 42 o 43 grados.

¿Por qué unas personas tienen fe y otras no? No lo sabemos. Pero hoy, como ayer, a la Virgen le piden milagros. La fe mueve montañas.

José Joaquín León