COMENZÓ a rodar la Vuelta Ciclista a España (en lo sucesivo La Vuelta, como ahora se denomina), que empezó en Barcelona y terminará en Madrid. Los políticos no han protestado, quizás porque ya las azafatas no besan a los ganadores de las etapas, como hasta 2017. Antaño el ciclista vencedor abrazaba a dos muchachas a la vez, y ellas le daban un beso consentido por la izquierda y otro por la derecha. Aunque no en la boca, sino en las mejillas. Se acabó ese machismo. Es curioso que La Vuelta haya empezado en Barcelona y termine en Madrid. Y que no pase ni una etapa por Andalucía, la comunidad con más votantes. Andalucía lo tiene todo: montaña, mar, sol, hoteles de lujo y 61 escaños. La Vuelta incluso pasa por Andorra y el sur de Francia. Comenzó en Barcelona, con lluvia, tormenta y chinchetas esparcidas por independentistas. Ya puestos, pudo empezar en Waterloo.

Las vueltas empiezan donde les da la gana a sus organizadores. Por ejemplo, el Tour de Francia empezó en Bilbao y las primeras etapas discurrieron por el llamado País Vasco español. El año 2022 comenzó el Tour de Francia en Dinamarca. La Vuelta también ha empezado algunos años en el extranjero. Las dos primeras veces fueron en Lisboa (1997) y Países Bajos (2009), lo que sonó imperial. No ha pasado nunca por Arabia Saudí, como la Supercopa de España de fútbol masculino, que ideó Luis Rubiales. Este año La Vuelta no pasa por Andalucía, y es una vergüenza, aunque sí por Cataluña, Andorra, Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla y León, Aragón, Navarra, Cantabria y Madrid.

El principio y el final nos recuerdan las elecciones del 23 de julio. En Cataluña empezó todo y en Madrid acabará todo. La última etapa terminará en el hipódromo de la Zarzuela, que no se debe confundir con el palacio del mismo nombre, donde el Rey recibe. Este país está muy politizado. Todo se cuece en Madrid y en Barcelona, y se ningunea lo andaluz. Antes de que gobernara Juanma, La Vuelta incluso ha comenzado en Andalucía, como ocurrió en 2010, en Sevilla, con aquella contra reloj nocturna que tanto dio que hablar. La de Barcelona ha sido a ciegas. Pero entonces Sevilla estaba considerada como la capital de los carriles bicis de España. La Junta llenó Andalucía de carriles para bicicletas. A pesar de esa inversión, salen pocas figuras. Quizás porque los patinetes se han apropiado de los carriles. No obstante, un andaluz, Carlos Rodríguez, de Almuñécar, fue el mejor español del Tour.

En este país se protesta por los besos robados. Pero otros robos son consentidos.

José Joaquín León