HOY se cumplen seis años del referéndum independentista que organizó Puigdemont. Después se fugó y ahora está a la espera de amnistía, para que monten otro cuando puedan. Pero no se preocupen los defensores de la unidad de la Patria. Cataluña no será independiente. Al menos, no a corto plazo. Ellos juegan a amenazar y tensar la cuerda, pero sin romperla. En un artículo que publiqué en este Diario el 6 de agosto, titulado Cataluña ganó las elecciones, detallaba por qué el voto de los catalanes decidió el resultado del 23-J. Pero no es la primera vez que resulta decisivo.

En un informe, titulado ¿Cómo sería España sin Cataluña?, firmado por Carles Castro, y publicado en La Vanguardia, se documentaba la gran influencia de Cataluña para decidir los gobiernos en España. Condicionó en menor medida hasta 1993. Pero fue, a partir de ahí, cuando la CiU de Jordi Pujol empezó a influir. En 1996, el PP de José María Aznar necesitó un acuerdo con la CiU de Pujol y el PNV de Arzalluz para alcanzar la mayoría. En todas las elecciones celebradas después, el PP sólo consiguió mayoría absoluta en 2000 con Aznar y en 2011 con Rajoy. El voto catalán fue decisivo para que ganara Zapatero en 2004 y en 2008. Sin Cataluña, el PP le hubiera empatado a la izquierda en ambos casos.

No obstante, cuando más se ha notado la influencia en los gobiernos de España es a partir de 2015, ya con Puigdemont en la Generalitat. Hasta el punto de que Pedro Sánchez nunca hubiera sido presidente del Gobierno sin el voto catalán. Es más, probablemente hoy ni siquiera sería el líder del PSOE. Hubiera perdido por mayoría absoluta del PP y Ciudadanos en 2016. No hubiera tenido opción de presentar la moción de censura en 2018. Y, en noviembre de 2019, el bloque de derechas se hubiera quedado a 5 escaños de la mayoría, pero el de izquierdas se hubiera quedado a 13.

Tras las últimas elecciones del 23-J de este año, como ya se explicó, Pedro Sánchez no tendría ninguna opción de gobernar sin el resultado de Cataluña. En un Congreso de 302 escaños, el PP y Vox sumarían 162, con una cómoda mayoría absoluta.

Siendo prácticos, a quien menos le interesa que exista una Cataluña independiente es a Pedro Sánchez y a la izquierda. Tampoco interesa a los independentistas, que no podrían chantajear a nadie. Este país es rehén de ese montaje, que sólo se rompe cuando el PP avanza en Cataluña y consigue la mayoría absoluta en España.

José Joaquín León