NO se confundan, que no me refiero a Emiliano sin camiseta, ni siquiera a Ábalos, el último en enterarse. Después de lo ocurrido en Galicia, nadie lo debería dudar: el principal enemigo del PSOE es Pedro Sánchez. Tienen al enemigo en casa. En las elecciones del 23-J, el PSOE se quedó a 16 escaños del PP (137 a 121). Antes, el 28-M, en Andalucía perdieron alcaldías como Sevilla y Jerez, entre otras. En las autonómicas, el PSOE sólo retuvo dos comunidades: Asturias y Castilla La Mancha. Y en esta última gobierna Emiliano García-Page, el que no viste la camiseta sanchista. En primavera, afrontarán las elecciones del País Vasco, donde es previsible que el PSOE vuelva a ser tercero, con un posterior inconveniente: quizá deba optar entre mantener el pacto con el PNV, o echarse en brazos de los independentistas de EH Bildu. Y, tras pasar por las europeas, llegarán las catalanas.
En menos de un año, el PSOE se puede quedar muy perjudicado. Los socialistas deben entender que su jefe los lleva a la ruina. Y no olvidar que esa es la misma historia ya vivida en otros países del sur de Europa (como Francia, Grecia e Italia), donde el socialismo parecía imbatible y hoy es una sombra de lo que fue.
Eso es malo para la democracia, en España y en Europa. Los países funcionan mejor cuando el socialismo aglutina a la izquierda, en un bipartidismo, alternando con una derecha centrada y moderada. Es el esquema político que llevó a Europa a la prosperidad. Y que se viene abajo. Sánchez ha demostrado ser un pésimo estadista. Se ha dedicado a potenciar los partidos radicales de izquierda. Están cayendo por su propio peso, como Podemos. Y también caerá Sumar. Ya se ha confirmado en Galicia que Yolanda Díaz es un bluf. Allí la conocen bien.
Además, ha encumbrado a los independentistas. Pedro Sánchez ha inflado en Galicia al BNG. Con Ana Pontón, parecía un PNV reciclado, para engañar a la gente, cuando realmente es un socio de Bildu. Al grupo de Otegi ya lo blanqueó Sánchez en lo político, y sólo le falta empezar a indultar etarras. ¿O no? En Cataluña ha rescatado a ERC, y ha resucitado a Junts con Puigdemont. Ambos partidos independentistas habían sido castigados el 23-J, con sus peores resultados desde lo que pasó en 2017. Fracasaron, pero les ha dado alas.
En resumen, si Pedro Sánchez quiere acabar con el PSOE, que siga así. Va lanzado a tumba abierta. Sus compañeros miran a otro lado y se tragan el sapo.
José Joaquín León